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Medio Ambiente

La fotovoltaica se dispara y con ella la contestación social

La solar vive un verdadero boom y aumenta su presencia en el mix energético. Pero, lo que es una gran noticia para el clima, no lo es tanto para algunas localidades que ven con preocupación la instalación de grandes parques

A solar installer from Baker Electric installs a solar panel on the roof of a residential home in Scripps Ranch, San Diego, California, U.S. October 14, 2016. Picture taken October 14, 2016. REUTERS/Mike Blake
A solar installer from Baker Electric installs a solar panel on the roof of a residential home in Scripps Ranch, San Diego, California, U.S. October 14, 2016. Picture taken October 14, 2016. REUTERS/Mike BlakeMIKE BLAKEREUTERS

El sector fotovoltaico vive un momento dorado. Solo en 2021, la potencia instalada de los proyectos en suelo alcanzó los 3,5 GWP, un 21% más que en 2020, según el Informe Anual de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF) presentado esta semana. En los últimos tres años se han incorporado 10 GWp de capacidad en suelo y 2,7 GWn de capacidad en auto consumo. Desde 2007-2008 no se veía un crecimiento tan exponencial. En esos dos años se llegaron a instalar en España unos 4.000 MW.

El crecimiento de la solar se traduce en una mayor contribución de las renovables al mix eléctrico (un 8,1% en 2021 en el caso de la fotovoltaica), pero el hecho de que estén apareciendo decenas de proyectos de instalaciones está dejando tras de sí un reguero de protestas. Son decenas las organizaciones, desde asociaciones vecinales a grupos ecoologistas locales o colegios profesionales los que avisan de que el boom foto voltaico que se vive en España no está exento de peligros a los que hay que atender. Principalmente el cambio de usos del suelo .« Nos encontramos el mismo problema con la eólica. Necesitamos una adecuada planificación que en muchos casos no se está haciendo. Con la foto voltaica es donde más vemos que se concentra más la especulación. Las protestas se concentran sobre todo en el sur de la Península y el Levante, también porque son zonas con gran incidencia solar», opina Javier Andaluz, responsable de cambio climático de Ecologistas en Acción.

También hay voces dentro del sector que advierten de un posible «desorden en la instalación de macro parques renovables». Es el caso de la Asociación de Productores de Energía Fotovoltaica (un organismo que aglutina a más de 5.000 asociados) y que entiende que la principal diferencia con la situación de 2007-2008 está en el tamaño de los proyectos y en la propiedad de los mismos. «En 2007-2008 los proyectos más grandes eran entre 2 y 4 MW y las empresas promotoras eran dinero se quedaba en los pueblos. Pero lo que antes nos parecía grande, ahora resulta ser pequeño. Ahora hay proyectos de más de 500MW cuyos propietarios son grandes inversores, empresas o inversión. Creemos que todo tipo de parques tienen cabida, pero es cierto que hay un desequilibrio hacia la instalación de parques grandes. Lo interesante son los medianos y pequeños parques de pymes pymes locales que garantizan que parte de la riqueza se quede en el territorio, aunque es cierto que son menos rentables. Creemos que al menos un 20% de la riqueza que generen los nuevos parques se debería quedar en el territorio», opina Rafael Barrera, director general de Anpier. La organización ecologista ya advertí a en un escrito en 2021 que son los proyectos de 50 MW (considerados ya grandes parques) «los que más están proliferando en el territorio, incluso, siguen repitiendo las malas prácticas de fraccionamiento de los proyectos para evitar la tramitación por el Ministerio».

La situación actual tiene unas características especiales. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima prevé que para 2030 España cuente con una potencia solar instalada de 40 GW, mientras que ahora nos mismo hay instalados entre 15-16 GW. La descarbonización de la energía se considera fundamental para alcanzar los Acuerdos de París y hacer que la subida de las temperaturas medias globales no supere los dos grados. Además, el conflicto de Ucrania ha aumentado el interés de Europa por garantizar su independencia energética. Todo esto junto está acelerando el interés por la instalación de renovables. De hecho, se considera más que probable que los objetivos del PNIEC se revisen al alza en los próximos meses. Y la pregunta para algunos ciudadanos preocupados es: «¿hay sitio para tantos paneles?».

Ahora mismo «se calcula que hay unos 150.000 MW de solar proyectados y con los permisos de conexión ya solicitados. Muy por encima de los objetivos del PNIEC. Muchos de esos proyectos no verán la luz, pero generan revuelo. Sin embargo, no hay rechazo general hacia la fotovoltaica, sino alguna protesta local. La fotovoltaica viene a resolver su gran problema y la sociedad es consciente de que es una energía barata y que España tiene mucho potencial. Es una buena oportunidad, pero tiene que ser un ordenado, armonizado con el territorio y con el tipo de propietario», dice Barrera.

José Donoso, director general de UNEF matiza que «hay que ver quiénes se o ponen. Muchas veces son una amalgama de personas, a las que llamamos neo-negacionistas, que tienen intereses ocultos sobre el suelo. Encontramos inmobiliarias que quieren hacer nuevas urbanizaciones y alegan que el paisaje debe ser preservado, bodegas que aspiran a hacer de los territorios regiones productoras al estilo de Toscana, hoteleros, cazadores...». Además dicen desde UNEF que el terreno que ocuparía toda la foto voltaica necesaria para cumplir con el PNIEC solo sería un 0,25% del total del suelo.

Armonizar transición y tierra

Por un lado, está la necesidad de hacer una transición energética para luchar contra el cambio climático. Por otro lado, asistimos a una gran crisis de biodiversidad. «Es cierto que el Ministerio para la TransiciónEco lógica y el Reto Demográfico ha presentado un mapa de zonas de sensibilidad para identificar los potencial es condicionantes ambientales. Sin embargo, no desarrolló ningún mecanismo de obligatoriedad a esta caracterización », alertaba en su escrito de hace un año Ecologistas en Acción.

Ordenar el territorio y buscar los mejores emplazamientos parecen ser claves para el desarrollo del sector yes que una de las características que tiene la fotovoltaica es la flexibilidad. Se pueden instalar paneles en los edificios, en los coches, en zonas degradadas, vertederos e integrarlo en las explotaciones agrarias. A esta posibilidad se la conoce como agro voltaica y empieza atener cierta representación en nuestro país. Según datos de UNEF, «la capacidad de bio agro-voltaica instalada en los últimos años ha pasado de 5 MWp en 2012 a aproxima da mente 2,9 GWp en 2018 a más de 14 GWp en 2021». Se considera que esta práctica tiene ciertas ventajas tanto para la agricultura como para los sistemas fotovoltaicos: «los paneles protegen a los cultivos frente a eventos metereológicos, aportan sombras a los cultivos y reducen la demanda de agua. El reto está en determinar qué cultivos resultan más compatibles».

Otra tendencia que parece ganar espacio es la solar flotante. «Se reduce la ratio de evaporación y crecimiento de algas en embalses y reservorios de agua dulce y se reduce la temperatura en los paneles», dicen desde UNEF y matizan que en España ya hay alguna instalación para autoconsumo y para bombeo relacionado con el sector de la agricultura. «La agro-voltaica es una buena solución, también el autoconsumo, pero ninguna tecnología por sí sola cubrirá la demanda. Se necesitan proyectos en suelo también por la magnitud de la transición energética», concluye Barrera. «También es necesario reducir el consumo», matiza Andaluz.