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Naturaleza

Agricultores y ecologistas colaboran en proyectos de mejora agrícola

ONGs conservacionistas realizan proyectos para reducir el impacto ambiental y optimizar los rendimientos de los cultivos

Jornadas de agricultores
Agricultores participantes en el proyecto Olivares Vivos asisten a una sesión de formación sobre el terrenoBirdlifeBirdlife

A menudo parece como si la producción de alimentos y la protección de la biodiversidad, el ahorro de agua, la salud de los suelos y la acción climática pudieran estar reñidas. Pero la experiencia de diversas organizaciones conservacionistas demuestra que se pueden obtener buenas cosechas ahorrando agua y reduciendo el uso de fitosanitarios. Y que los agricultores son profesionales abiertos a la innovación, la incorporación de buenas prácticas ambientales y a la colaboración con las organizaciones ecologistas.

Así se desprende de la experiencia de WWF o SEO/BirdLife, por citar dos ejemplos, que llevan años trabajando con agricultores y ganaderos, precisamente para desarrollar proyectos con todos esos objetivos.

De denunciar a colaborar

La cuestión es que «la protección de la biodiversidad implica también desarrollar proyectos en terrenos agrícolas, porque gran parte de la superficie española está destinada a la agricultura y en ellos se refugia gran parte de la biodiversidad amenazada. De ahí que los proyectos agrícolas sean una parte importante de nuestro trabajo», explica Felipe Fuentelsaz, ingeniero agrónomo y uno de los responsables del Programa de Agricultura de WWF España. Los primeros proyectos que desarrollaron en este ámbito «eran para ahorrar de agua en cultivos de fresas del entorno de Doñana y en viñas junto al Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Fuimos bastante pioneros, los primeros en trabajar esta área. Después, universidades, administraciones públicas, etc., empezaron a hacer trabajos similares».

Más allá de denunciar usos ilegales del agua, «se trataba también de trabajar con los agricultores para reducir ese consumo». Comenzaron a desarrollar proyectos agrícolas sobre el terreno en 2005 y Fuentelsaz calcula que «habremos hecho ya más de 25. Con cultivos de cítricos, cereales, fresas, olivos, viñas y alcornocales. También experiencias piloto del Ministerio de Agricultura y otros impulsados por grandes supermercados de Dinamarca, Alemania y Suiza, que tienen interés en mejorar las prácticas ambientales en la producción de los alimentos que venden». Con la experiencia acumulada han evolucionado de manera que actualmente «todos los proyectos son integrales e incluyen todas las áreas: agua, biodiversidad, pesticidas y cambio climático».

Son conscientes de que un aparte de los agricultores «pueden tener un discurso muy duro contra nosotros. Porque no saben el trabajo que hacemos y nuestra labor». Pero también ocurre lo contrario, «son muchos los agricultores que quieren formar parte de los proyectos. Porque ven una oportunidad de contar con expertos que puedan asesorarles y ayudarles a plantear una estrategia sostenible y realmente seria para su finca. Además de que les proporcionamos tecnología e innovación para conseguir ahorrar agua y productos fitosanitarios, asesoría de expertos y buenas prácticas».

Fuentelsaz es muy consciente de «cuál es la situación agraria en España. La conocemos y entendemos perfectamente. Por eso, siempre planteamos los proyectos sobre el terreno directamente y con gente local, contando con los agricultores y los ganaderos para ayudarles a mejorar sus prácticas agronómicas o ganaderas. Y, también, a buscar un mercado digno en el posicionar su producto. Evidentemente –enfatiza Fuentelsaz- asegurando siempre el respeto de los recursos naturales, que es nuestro principal objetivo. Pero no vamos a hacer un proyecto de conservación de naturaleza sin contar realmente con el agricultor y con sus necesidades. Porque la finca tiene que producir y ser rentable».

De ahí que, «les acompañamos y explicamos la funcionalidad de las acciones, para ganar los dos: ayudamos a conservar la naturaleza, a producir lo mismo y a posicionar su producto». Como es el caso de las 27 fincas de naranjos de Sevilla, Huelva, Córdoba, Valencia, Castellón y Tarragona que «participan en el proyecto Zitrus, el más grande que tenemos ahora, que patrocina el supermercado alemán Edeka, y que aúna conservación y comercialización. Son 1.500 hectáreas con una producción de unas 20.000 toneladas de naranjas y mandarinas, que tienen asegurado un mercado que valora su esfuerzo».

No hay soluciones mágicas

Esa es la convicción de Rafael Alonso, olivarero de Almería que participa en el proyecto Olivares Vivos de SEO/BirdLife. En su caso, no le fueron a buscar sino que «supe del proyecto y me interesó entrar. Porque pensé que le podría beneficiar a mis cultivos. Estamos en Almería, en una zona no solo muy deficitaria en agua, sino casi desértica, y hemos apostado por la sostenibilidad en todo lo que hacemos». Ciertamente, en su caso amoldarse a los requisitos para participar en el proyecto «como dejar la cubierta vegetal y no emplear herbicidas, no supuso muchos cambios, porque estamos en ecológico. Sí tuvimos que hacer más charcas para que beban los pájaros, y ahora mismo estamos poniendo cajas nido y postes para posaderos de algunas aves, que puedan venir las lechuzas, por ejemplo. Las medidas que propone este proyecto son perfectamente aplicables y trasladables a todo tipo de olivar. Solo hay que estar convencido».

Como agricultor y productor de aceite ecológico, Oro del Desierto es su marca, sí que comprende que para otros «más mayores pueda ser complicado cambiar su operativa. Llevan 25 o 30 años cultivando de una manera y cambiar la forma de hacer las cosas no se hace de la noche a la mañana. Pero, el ejemplo, es lo mejor. Si visitan otras explotaciones y ven que es viable y que estas prácticas funcionan, pueden cambiar de opinión».

Es rotundo, eso sí, en que «en la solución a la agricultura no valen recetas mágicas, ni una sola receta para todo el mundo. Hay tanta tierra, variedades y climas diferentes que no todo es trasladable a todos los sitios. Pero, las grandes ideas de este proyecto en concreto, sí creo que son replicables. Incluso a todo el olivar español».

«En la solución a la agricultura no valen recetas mágicas, ni una sola para todo el mundo»