Terrorismo
En enero de 2001, el entonces presidente de Gobierno, Aznar, concedió al comisario asesinado por ETA en 1968 Melitón Manzanas la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo a título póstumo, en aplicación de la Ley 32/1999, de 8 de octubre, de solidaridad con las víctimas del terrorismo. Dicha ley, que había sido aprobada por unanimidad, establecía en su artículo cuarto la concesión de este reconocimiento a todas las víctimas del terrorismo sin excepción, a petición propia o de sus herederos. La decisión provocó protestas en los de siempre.
En el 2002, el Congreso, a iniciativa del Partido Nacionalista Vasco (PNV), con la única oposición del Partido Popular (PP), realizó una reforma de la Ley de Solidaridad con las Víctimas del Terrorismo en su artículo cuarto expresando que «en ningún caso podrán ser concedidas a quienes, en su trayectoria personal o profesional, hayan mostrado comportamientos contrarios a los valores representados en la Constitución y en la presente ley y a los derechos humanos reconocidos en los tratados internacionales». En dos ocasiones la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo desestimó las peticiones del PNV (2003) y de la Asociación Catalana para la Defensa de los Derechos Humanos (2008) de retirar la Real Orden de Reconocimiento Civil a las Víctimas del Terrorismo al comisario de policía franquista -al que acusaban de torturador-, argumentando los jueces «la idea de reconciliación» que animó la Transición Española.
Melitón Manzanas, miembro de una familia de clase media baja vasca había nacido en San Sebastián en 1909, siendo detenido en julio de 1936, cuando estudiaba para perito, y encarcelado en el Fuerte de Guadalupe en Fuenterrabía hasta septiembre de 1936, cuando los nacionales tomaron la ciudad. Hizo la guerra en el Regimiento de Artillería n.º 3 de San Sebastián para pasar en 1938 a los «Flechas Verdes» hasta el final del conflicto.
En 1941 ingresó por oposición en el Cuerpo General de Policía en 1941, con el grado de inspector, prestando servicio en Irún, desde donde pasó a la Brigada Político-Social de Guipúzcoa, de la que terminó siendo jefe. En julio de 1964 le fue concedida la Cruz del Mérito Policial con distintivo rojo y en su expediente constaban unas cincuenta felicitaciones por sus actuaciones policiales. Melitón Manzanas era la representación viva de la odiosa dictadura franquista en vascongadas.
La dirección de una recién nacida de ETA decidió asesinarlo, Operación Sagarra (manzana en vasco). El atentado llevaba tiempo preparándose, pero el plan se aceleró cuando el miembro de ETA Txabi Etxebarrieta mató, en junio, al guardia civil José Antonio Pardines al pedirle los papeles del vehículo con matrícula falsa en el que circulaba junto a otro etarra, Iñaki Sarasketa. El guardia civil Pardines fue la primera víctima mortal de la banda. Un asesinato no planificado. Fue entonces cuando el comité central de la banda decidió asesinar a Manzanas.
El 2 de agosto de 1968, a las tres de la tarde, cuando llegaba en autobús a comer a su casa, un chalet llamado “Villa Arana” en Irún, tres miembros de ETA le estaban esperaron. Le abrió la puerta su mujer María Artigas: “Vienes mojado”. Antes de que pudiera responder, un hombre escondido en el rellano de la escalera, le disparó siete tiros. Tres alcanzaron al policía en la cabeza, otro en la mano y en la muñeca. Manzanas murió en el acto. ETA acababa de cometer el primer atentado mortal planificado de su historia. Melitón Manzanas, ejecutado, fue la escueta reivindicación que se difundió por medio de octavillas. El atentado fue reivindicado en la televisión belga. El Gobierno español decretó el estado de excepción en Guipúzcoa durante tres meses, que se amplió luego a otros tres solapándose con el que se declaró en toda España el 24 de enero de 1969. Durante este tiempo fueron suspendidos los artículos 14, 15 y 18 del Fuero de los Españoles que regulaban la libertad de residencia, la inviolabilidad de domicilio y el período de detención policial.
Xabier Izko de la Iglesia fue condenado a muerte en 1970 en el consejo de guerra de Burgos como asesino material del policía. En ese mismo proceso, otros cinco etarras fueron sentenciados a la pena capital por participar en la preparación de ese atentado y de otros dos asesinatos, aunque esta condena se revocó por cadena perpetua. Diez acusados en el proceso de Burgos acumularon condenas que sumaban más de 500 años de cárcel. Uno de ellos, Mario Onaindía, fue extrañado en mayo de 1977 en Bélgica, antes de que en octubre se decretara la ley de amnistía. Onaindía abandonó la violencia y lograría un acta de diputado vasco por Euskadiko Ezkerra y después fue senador por el Partido Socialista de Euskadi-Euskadiko Ezkerra (PSE-EE), la federación vasca del PSOE.