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Grandes casos de corrupción de la Historia

Caso Odebrecht: cuando la corrupción se convierte en Estado

Fue en 2016 cuando se reveló que la compañía llevaba casi 20 años pagando sobornos a alcaldes o presidentes de gobiernos

Escándalo de Odebrecht
Odebrecht fue una empresa de construcción brasileña que cambió su nombre en 2020AFP

No creo que sea nada nuevo para nadie el pensar que la construcción urbanística es un sector que tiende a la corrupción. Y es también cierto que los cargos de «fomento» siempre han estado envueltos en una pátina oscura. No obstante, ningún caso ha sido más brutal y gigantesco que el organizado por la constructora brasileña Odebrecht, que logró corromper –o al menos llevar a su lado, porque probablemente ya fuesen corruptos– a altos cargos de más de 10 gobiernos en latinoAmérica y varios países de otros continentes.

Odebrecht fue una empresa de construcción brasileña que desde 2020 ha cambiado su nombre a Novonor con el objetivo de limpiar su imagen. No obstante, esta constructora fundada en 1944 siempre estuvo relacionada con los negocios oscuros. Durante las décadas de los 60 y 70 se convirtió en la empresa favorita de la dictadura brasileña y tuvo un crecimiento enorme, logrando expandir sus hilos por toda Latinoamérica e incluso Estados Unidos, aunque en este caso con menos éxito.

En el año 2016 se reveló que la compañía llevaba casi dos décadas pagando «coimas» –es decir, sobornos– a numerosos cargos de varios países para hacerse con contratos públicos. De acuerdo con las estimaciones, la empresa desembolsó cerca de 740 millones de euros en coimas a cargos que iban desde alcaldes a presidentes de gobiernos. Así cayeron los presidentes peruanos Alan García y Alejandro Toledo, el presidente brasileño Lula da Silva y otros como Nicolas Maduro, que únicamente se libraron de la cárcel por su influencia y control dentro de sus propios países.

Diferentes técnicas

El sistema funcionaba tal que así. La empresa llegaba un acuerdo con cierto cargo del gobierno. Posteriormente, se licitaba el contrato y pese a que la oferta de Odebrecht solía ser más alta, se aceptaba. Después, a la hora de llevarse el beneficio, había diferentes técnicas. Normalmente, se introducía un sobre precio–entre el 1 y el 5 por ciento– en las obras que se destinaban a sobornos y compra de voluntades. No obstante, para que no fuese tan obvio, la empresa desarrolló otros sistemas algo más complejos. Se creaban sociedades ficticias que hacían pagos concretos, se falsificaban facturas o se creaban puestos directivos nominativos para poder abrir cuentas que, aparentemente, no tenían nada que ver.

En general, el entramado logró actuar de una forma muy efectiva a través de aliarse con gobiernos de todo corte e ideología hasta el punto de que se evitaban las denuncias por corrupción dado que ambos lados del espectro estaban implicados, por lo que construía un velo de silencio que evitaba cualquier acusación pública. La empresa hasta llegó a institucionalizar esta forma de trabajar, creando un departamento específico en el año 2010 llamado «sector de relaciones estratégicas» que buscaba organizar de mejor manera el constante pago de sobornos.

No obstante y pese a la ligereza e impunidad con la que actuaba esta empresa, la suerte se les acabaría en el año 2016, cuando el Departamento de Justicia de los Estados Unidos revelaría el calado de este entramado. En origen, se reveló un caso de soborno de la empresa PEMEX –Petróleos Mexicanos–, pero sólo fue la punta del iceberg. Tras este anuncio la trama comienza a descubrirse y lo que parecían únicamente sobornos localizados en Brasil y México, se transforma en una enorme red de tráfico de influencias que afecta a todo el continente e incluso a Suiza, ya que la empresa y sus allegados utilizaban este país helvético como un refugio para sus fortunas fraudulentas.

Esta situación lleva a la quiebra a la empresa y al cambio de director, pues Marcelo Odebrecht, el CEO de la empresa, fue condenado a 19 años de cárcel y sus activos embargados. En 2020 se cambia el nombre a Novonor y, se supone, que la empresa ahora actúa de la forma más limpia posible. No obstante, incluso en la actualidad este gigante brasileño sigue estando bajo vigilancia debido a que sus prácticas continúan siendo oscuras. El cuento de nunca acabar.