Movilidad
La electrificación se impone en el futuro de los autobuses urbanos
Al final de esta década, la casi totalidad del transporte público en nuestras ciudades será eléctrico
En 2025, la mitad de nuestros nuevos autobuses urbanos serán de propulsión alternativa y sólo cinco años después, en 2030, el 90% de nuestros autobuses urbanos se entregarán con accionamiento por batería, según las estimaciones del director de la unidad de negocio de autobuses de la firma MAN.
Este fabricante está realizando pruebas en diferentes ciudades españolas con sus modelos de futuro. Estas pruebas no solo buscan el punto más duro de consumo con la variedad de temperaturas, sino también con la gran longitud de las líneas de transporte público que caracterizan a nuestro país. Las líneas españolas tienen entre 15 y 20 kilómetros con un promedio de 45 y 50 paradas, con ciudades muy diferentes entre sí. Con esta pruebas se busca la mayor disparidad geográfica y, por tanto, probar el vehículo en todos los terrenos posibles para desarrollar y hacer viable la tecnología eléctrica.
Estos ensayos son capaces de cubrir turnos completos, de entre 15 y 20 horas ininterrumpidas, sin recargas intermedias, e incluso llegar al final del día con un remanente de energía, síntoma de que no terminan al límite. Por todo ello, las pruebas no se están concentrando en una única ubicación, sino que se busca la máxima amplitud de escenarios posible, para poner a prueba las capacidades del bus eléctrico que ya rebasan ampliamente las necesidades de los operadores, que habitualmente requieren cubrir a diario entre 200 y 300 kilómetros. No obstante, en condiciones favorables, la capacidad puede ascender a 550 kilómetros por lo que las prestaciones del eléctrico se equiparan ya a las del diésel.
Concretamente, MAN esta probando el autobús eléctrico Lion’s City, que tiene dos versiones, 12 E y 18 E -este último articulado- y con unas baterías de 640KW/h situada en el techo para evitar daños en caso de colisión. Estas baterías suministran energía a dos motores situados en los ejes central y posterior. La ubicación de las baterías permite también que el suelo del autobús sea muy bajo. Los laterales cuentan con una gran superficie acristalada que da mucha luminosidad al interior.
Además se instruye a los conductores de los buses eléctricos ya que, con su forma de conducir, pueden tener un impacto notable en las prestaciones del autobús, por lo que hay que orientar su reciclaje para conseguir un estilo de conducción rentable. Todo ello de cara a la implantación de la Ley de Cambio Climático, que implica que, para 2023, las ciudades de más de 50.000 habitantes deben crear Zonas de Bajas Emisiones, lo que obliga a los consistorios a invertir en alternativas de movilidad sostenible para los ciudadanos, pudiendo captar fondos europeos, en parte dirigidos a fomentar la electrificación.
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