Tradición

La huerta de Murcia tiene su propio “truco o trato” y es más saludable que el Halloween americano

La “orillica del quijal” llevaba a los niños a visitar las casas para pedir

Uno de los emblemáticos rincones de la Huerta de Murcia
Uno de los emblemáticos rincones de la Huerta de Murcialarazon

¿Y si Halloween no fuese más que una mala copia de una tradición propia de la huerta de Murcia? Aunque esto no pueda ser demostrado, lo cierto es que sí cuenta con una práctica muy parecida a la americana, pero mucho más auténtica y sobre todo, saludable.

“La orillica del quijal, la orillica del quijal, si no me la das te rompo el portal”. Los niños huertanos no decían aquello de “Truco o trato”. La noche del 31 de octubre iban puerta a puerta por las casa de los vecinos recitando esto a cambio de un botín.

Según relata la cuenta Relatando la Historia, los huertos de las casas huertanas a menudo estaban regados por el paso de una acequia al lado de la casa. El “quijal” es el lado en declive de la acequia y con “la orillica del quijal” se hace referencia a la parte más hundida del huerto junto a la acequia.

“Los frutos que crecían en esta parte nunca eran tenidos en cuenta a la hora de planificar la cosecha ya que debido a la irregularidad del terreno era una incógnita su bonanza. Por ello, comenzaron a ser compartidos por todo el mundo con sus vecinos y familiares”.

Cuando comenzó esta tradición, los niños esperaban llenar sus cestas de higos, granadas, limones..., pero “conforme la tradición fue ganando popularidad y expandiéndose los vecinos empezaron a incorporar en los regalos otros premios mayores como tostones salaos”. De esta manera, también se ejercía una acción solidaria, puesto que muchas familias daban a otras que sabían que estaban pasando apuros.

También se recogían calazas y se hacían cortes en la parte de abajo, las murcianas son más alargadas, para meter dentro la “mariposas”, es decir, velas sobre agua, en recuerdo de los difuntos. Nadie se disfrazaba, pero sí es cierto que los niños las usaban para dar algún que otro susto.