Inmigración

"No hay alternativa a las concertinas"

La entrada de 153 inmigrantes deja un total de once guardias civiles heridos. Denuncian la inseguridad que sufren: «Nos sentimos indefensos. Usaron piedras y pinchos».

Agentes de la policía corren tras los inmigrantes tras la entrada en Ceuta. El salto a la valla fue uno de los más violentos y el primero desde el mes de agosto del año pasado
Agentes de la policía corren tras los inmigrantes tras la entrada en Ceuta. El salto a la valla fue uno de los más violentos y el primero desde el mes de agosto del año pasadolarazon

La entrada de 153 inmigrantes deja un total de once guardias civiles heridos. Denuncian la inseguridad que sufren: «Nos sentimos indefensos. Usaron piedras y pinchos».

La historia ha vuelto a repetirse. El salto masivo a la valla fronteriza de Ceuta de ayer es fiel reflejo del que hace justo un año vivió la ciudad autónoma: en torno a las 6:45 horas, un grupo de 200 bordearon el espigón de Benzú, sorteando toda una marabunta de obstáculos que no consiguieron ponerles freno. Una vez allí, unos saltaron la valla y otros reventaron la puerta que separa España de Marruecos. Lo hicieron valiéndose de ácido de batería y de heces que emplearon contra los agentes de la Guardia Civil, repitiendo así la violencia que protagonizaron los otros 602 inmigrantes que intentaron acceder de forma ilegal al territorio español en agosto de 2018.

«Lo hicieron justo en el momento en que se producía la retirada de los GRS y aprovechando la densa niebla que había. De esa forma, no podían ser detectados por las cámaras de calor», relata a LA RAZÓN uno de los agentes que, la pasada mañana, vio cómo una masa de personas se dirigía en actitud violenta hacia su posición. «Usaron también piedras y pinchos. Algunos de ellos hasta se enfrentaban a nosotros con puñetazos». En resultado: 153 lograron su objetivo.

Aunque en un principio se informó de que seis integrantes de este cuerpo de seguridad resultaron golpeados, finalmente han sido once los que han sido heridos de diversa consideración. En todos los casos presentaban «contusiones leves en brazos, piernas y manos» y uno de ellos había sido alcanzado con «algún tipo de líquido abrasivo» en los ojos, según precisaron fuentes del Instituto de Gestión Sanitaria (Ingesa) en declaraciones a Europa Press. «Estamos totalmente desprotegidos», añade esta fuente, que expone el sentimiento generalizado de cada uno de sus compañeros. Algunos de ellos se encontraban en una dependencia utilizada por la Guardia Civil para el control de personas en esta frontera, que también fue asaltada. «La han reventado. Ha quedado todo hecho añicos». Una vez dentro, los centenares de inmigrantes comenzaron a recorrer las calles de Ceuta, haciendo alarde de su entrada. Gritos y euforia tomaron la delantera en su carrera hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), su único objetivo. De todos los que lo intentaron, ocho que se quedaron encaramados en la valla durante más de dos horas. Desde tierra los guardias intentaron disuadirles para que bajaran, pero finalmente utilizaron una cesta para subir a recogerlos. Una vez en territorio español, fueron entregados a la policía marroquí por la puerta que une los dos territorios.

Entre enero y agosto de este año, 18.018 inmigrantes han entrado en España de manera irregular, aunque son 11.523 menos que en 2018, con un descenso del 39 %. Según datos del Ministerio del Interior, la gran mayoría llegaron en embarcaciones precarias procedentes de Marruecos y 3.427 (un 18,1% menos que el año pasado) lo hicieron a través de Ceuta (671) y Melilla (2.756). La delgada línea ceutí que separa España de Marruecos tiene una extensión de 8,5 kilómetros y está asegurada por un doble vallado de seis metros de altura.

Entre ellas discurre una carretera que permite a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado moverse con rapidez de un extremo a otro. Desde este lado, los agentes hacen todo lo posible por controlar los flujos migratorios. Los turnos se centran en vigilar y prevenir. Algo que cumplen a rajatabla. Aunque el problema llega con la noche. «Los ánimos están muy bajos. Los inmigrantes conocen nuestros horarios y saben el momento perfecto para saltar». Quien habla es otro de los agentes en el terreno. «Cada vez vienen mejor preparados». Por eso, la intención del Gobierno de Sánchez de retirar las concertinas a finales de años les sigue cayendo como un jarro de agua fría. «Nos sentimos indefensos. No hay alternativa a ellas». Estos medios fueron instalados en el año 2005 por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, coincidiendo con las obras de cambio del vallado perimetral. La de la pasada madrugada ha sido la primera entrada masiva de inmigrantes que se produce en Ceuta después de que, en agosto de 2018, el titular del Ministerio de Interior, Fernando Grande-Marlaska, ordenara su retirada. «Cada vez es más difícil defender la frontera y nosotros no vamos a poner en riesgo nuestra integridad por el hecho de que quieran quitarlas», añade. Además, este asalto ha tenido lugar también de forma simultánea a la llegada a España de 15 de los náufragos rescatados por el Open Arms en el mar Mediterráneo y horas después del pleno monográfico en el Congreso en el que la oposición cuestionó la gestión que ha hecho el Gobierno de los acontecimientos. «El Gobierno ha vuelto a abrir las puertas del país a la inmigración de nuevo con la llegada del barco, pero recordemos que el año pasado se atuvo a un tratado firmado entre España y Marruecos en 1992 para devolver a todos los inmigrantes que entraron».

Con la llegada de estas 153 personas, la ocupación del este centro ha vuelto a verse superada: de 512 a 620. Aunque, por el momento, no será necesario instalar tiendas de campaña del ejército como en otras ocasiones. Durante el transcurso de los acontecimientos, el Gobierno de Marruecos quiso dar su versión alegando haber impedido el acceso de 400 inmigrantes: un comunicado de las autoridades sostuvo que 90 de ellos fueron detenidos. Al cierre de esta edición, la policía marroquí continuaba buscando a los otros subsaharianos que participaron en el asalto.