Opinión
Estulin censurado
Daniel Estulin es un personaje extraordinario caracterizado por la imposibilidad absoluta de encasillarlo. Fue el primer investigador que escribió libros sobre el Club Bilderberg abriendo el camino para que otros copien los contenidos y se presenten en España –y no sólo en España– como especialistas en el tema. A él debemos obras más que interesantes sobre el Instituto Tavistock, el trasfondo del terrorismo mundial o la robotización del futuro. Un día, se hartó como tantos otros de Montoro y otras miserias españolas y se marchó al extranjero. Casi la única relación que mantenía con España era la publicación de algunos de sus libros y una breve, pero sustanciosa colaboración en una importante radio catalana. La semana pasada, en el curso de su intervención, le preguntaron por las parejas homosexuales y su impacto en los niños a su cargo. Estulin fue demoledor. Citando un estudio científico tras otro dejó de manifiesto que es una verdadera desgracia para una criatura crecer en un hogar homosexual. No hubo palabras despectivas, sentimiento de superioridad heterosexual ni nada parecido. Sólo datos. La reacción de la radio catalana fue echarlo y, acto seguido, dedicar el pasado fin de semana buena parte de su programación a difundir en el más puro espíritu goebbelsiano una batería de contenidos en defensa de la ideología de género. En esa hermosa región de España donde la aplicación del artículo 155 es como quien tiene un tío en Alcalá seguramente aplaudieron muchos la ejecución del hereje. En las redes sociales fue otro cantar porque se volcaron en un diluvio de manifestaciones apoyando a Estulin y repudiando el acto de censura del que había sido víctima. España se ha convertido en el campo de actuación de nuevas y fanáticas inquisiciones. Diga usted algo contra la ideología de género en algún medio público o de cierta relevancia y su aparición estará finiquitada para siempre. Exprese lo mismo por escrito y su carrera periodística o literaria habrá concluido. Milagro será que pueda escribir en algún periódico. No es la única inquisición lamentablemente, pero sí una de las más liberticidas, intolerantes e insaciables. Celebro que Estulin resida en una nación donde aún quedan en pie ámbitos de libertad que han ido desapareciendo a pasos agigantados de España.
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