El trípode

Sánchez y Costa: las dos caras ante la corrupción

La agonía sanchista convertida en todo un espectáculo circense

Ver a Sánchez junto a Antonio Costa, Presidente del Consejo Europeo en Sevilla en la Cumbre Mundial de la ONU sobre Cooperación al Desarrollo, es una coincidencia muy llamativa en estos momentos: sin duda, son la cara y la cruz de una respuesta política ante la corrupción. Siendo Primer Ministro de Portugal, Antonio Costa dimitió de su cargo en 2023 ante la investigación judicial por un presunto caso de corrupción que afectó a su jefe de gabinete y algún empresario. Sus palabras merecen ser recordadas: «la dignidad de las tareas de un PM no son compatibles con la sospecha sobre la integridad y el buen comportamiento y menos aún con cualquier acto de tipo delictivo». Y posteriormente la Justicia le eximió de cualquier responsabilidad sobre ello. Actualmente en España, la crisis política desencadenada por el ingreso en prisión de la mano derecha de Sánchez -tras la investigación judicial a su predecesor- no ha hecho más que empezar, y ya ha creado un auténtico seísmo con epicentro en la Moncloa. Donde reside el máximo responsable de lo sucedido, que considera que ya ha hecho -y «con contundencia»-, lo que tenía que hacer, no asumiendo ninguna responsabilidad política personal, ni por acción ni por omisión. Santos Cerdán y José Luis Ábalos eran personas de su «absoluta confianza» y, sin embargo, el presidente del Gobierno y jefe del PSOE al parecer ignoraba totalmente lo que hacían. Es una falta de respeto a la ciudadanía pretender sostener semejante absurdo, que si fuera cierto, debería en ese caso hacerle dimitir por ser manifiestamente incapaz de estar al frente del gobierno de España. Sería oportuno que escuchara a su anterior colega luso y tomara buena nota de su conducta. En el diario El País -no susceptible de ser considerado como un «seudo medio al servicio de la multinacional ultraderechista»- leemos: «Esto no da más de sí: por el bien de su partido, de la izquierda y de la democracia, el presidente a quien muchos votamos debería dimitir». Eduardo Madina, otro «ultraderechista», que fue derrotado por Sánchez en las (manipuladas) primarias, le pide también que se vaya «por el bien del PSOE», que «ha cerrado un ciclo con Cerdán en la cárcel». Ya es viral un texto que comenta «cómo tienen que estar los de Junts y ERC tras salir indultados cuando el que negoció con ellos su salida de la cárcel ahora es quien entra en prisión». Mientras la vicepresidenta 1ª Montero se repone de sus heridas en la unidad de quemados, afirma que «Cerdán es una persona que no tiene nada que ver con el PSOE». La agonía sanchista convertida en todo un espectáculo circense.