Opinión

El presidente «influencer»

El presidente del Gobierno nos tiene despistados. No sabemos si quiere ser un gobernante o un «influencer» con tics prejuveniles. Tuitea que ha tenido buena sintonía con Theresa May sobre el Brexit y Gibraltar. Parecería que se hubiese celebrado una reunión bilateral con papeles de por medio (con el membrete de Moncloa y de Unidos Podemos) entre el Reino Unido y el desunido de España. El encuentro duró lo que tarda un ascensor en subir nueve plantas. Es cierto que el tiempo dentro de ese artilugio es relativo. Diríase eterno cuando coincidimos con un vecino incómodo. Esos nueve pisos se estiran como si atravesáramos un coloso en llamas. Cada uno mira el móvil, que es el nuevo refugio de nuestra idiotez, como si se atendiera un mensaje de vida o muerte, y en realidad la pantalla está vacía. Da para hacer una tesis o la lista de la compra. Fue May la que invitó a nuestro alto representante en Bruselas a subir. Y allí Sánchez no perdió ocasión. Si se cronometrara, tardó más en redactar el tuit que en plantear a la premier un mínimo esbozo de la frontera del Peñón.

El tráiler fue más largo que la película. Cualquier adolescente en su piel correría a contar en las redes que se ha topado con Justin Bieber. Menos aún tardó Luis Miguel Dominguín en pregonar que había retozado con Ava Gardner. El Ejecutivo vive en un ascensor continuo y cuando le toca malas compañías, como explicaba a su manera Scorsese en Oviedo, invita a que se queden. La última parada es hoy en la cárcel donde reza Junqueras. Dejará que se apee un rato Pablo. Si la anécdota de May, con la que a buen seguro hoy abrirá su portada «The Times» dio para un tuit molón, ese frente a frente entre el líder de Podemos y el de ERC desembocará en folletín por capítulos. El final de Juego de Tronos que tanto ansiaba Iglesias.