Opinión

Cargarse a Felipe VI

Que los nacionalistas quieren hacer desaparecer la Monarquía es algo conocido. Lo vimos con Juan Carlos I en Guernica, y lo hemos visto después con Felipe VI en la resolución del Parlament. Incluso ETA lo pensó a su manera, con un atentado en Mallorca. Un procedimiento a la altura de su retórica práctica de entonces. Pero lo de ahora tiene sus peculiaridades. Pensaban los independentistas que, con un Jefe del Estado aún en rodaje y un Gobierno en minoría, había llegado el momento de poner en marcha la república. Pero el discurso del Rey de hace ahora un año los tumbó. Ni ellos –ni muchos de nosotros– hay que reconocerlo, esperábamos una defensa tan clara y sin matices de la Constitución. En el país de lo políticamente correcto emergió un Soberano que simplemente dijo lo que había que decir. Y por eso ahora se lo quieren cargar. Ayer, el presidente del Gobierno explicó las razones por las que ha decidido recurrir al Constitucional la reprobación del Rey. Explicó que la abolición de la Monarquía es un «ataque al Estado». Pero la defensa casa muy mal con la decisión de los socialistas de apoyar la iniciativa de Podemos en el Congreso para reformar en el Código Penal los delitos de injurias a la Corona, ofensas a los sentimientos religiosos, y enaltecimiento del terrorismo. Por mucho que maticen luego este apoyo. Y sobre todo porque estas dudas contrastan con la actitud independentista. La CUP propondrá al resto de grupos del Ayuntamiento de Barcelona una nueva declaración de reprobación de Felipe VI. Pero no está España para matices. El de ayer de Sánchez refiriéndose al Rey como Felipe II en vez de Felipe VI es una simple equivocación. Pero lo de la reforma del Código Penal es otra. Y esta es mucho más grave.