Opinión
¿El principio del fin?
En noviembre de 1942, Winston Churchill pronunció un discurso en el ayuntamiento de Londres donde se refirió a la reciente batalla de El Alamein donde el británico Montgomery había derrotado al mariscal Rommel. Analizando la victoria, Churchill afirmó: “Ahora bien, esto no es el final. Ni siquiera es el principio del fin, pero es, quizá, el final del principio”. Efectivamente, así fue. He recordado estas palabras con ocasión de las elecciones andaluzas.
Si el gobierno socialista ha sido durante casi cuarenta años una realidad intocable, ahora, por primera vez, puede desaparecer. No mejor ha sido el resultado del PP. Millones de españoles no olvidan las traiciones de Rajoy y Montoro a sus votantes. A día de hoy, millones de votantes decepcionados no votarán al PP en mucho tiempo de la misma manera que nadie llama para reparar una filtración a un fontanero inútil que además resultó torpe y caro. Podemos más IU pesan ahora menos que en las últimas elecciones. El desgaste sólo no ha afectado a Ciudadanos y VOX. Cs ha doblado sus resultados, pero aún son el tercer partido sin la menor posibilidad de convertirse siquiera en el segundo.
En cuanto a VOX, es, sin ningún género de dudas, el vencedor moral de estas elecciones. VOX ha recogido los resultados de insuflar esperanza en los españoles que desean que su patria se mantenga unida, que están hartos de la dictadura totalitaria de la ideología de género, que sufren bajo una carga impositiva intolerablemente confiscatoria, que ya no creen en los partidos políticos convencionales, que están hastiados del sistema autonómico y que no desean verse anegados por la inmigración ilegal. Su entrada en el parlamento permitiría crear, por primera vez, una gran coalición de derechas que desplazara del poder al PSOE y que acometiera las medidas que necesita Andalucía.
No es seguro porque el PP y Cs temen el ascenso de un partido al que han motejado de extrema derecha y que sintoniza mejor con millones de españoles. Pero se forme o no se forme ese bloque, el cambio provocado por un pequeño partido sin presencia institucional hace pocas semanas resulta espectacular. El programa de VOX puede gustar o no, pero es coherente. La entrada de VOX en el parlamento andaluz no es el final. Ni siquiera es el inicio del final, pero cabe la posibilidad de que sea el final del principio.
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