Opinión

¿Quién es quién?

Circula por todo Madrid. Dirigentes socialistas con peso territorial se mandan mensajes críticos con la dirección del partido. Bajo el lema de «Quién es quién» analizan los perfiles de candidatos, en especial los del ayuntamiento, que estiman con escasa representación regional y desprecio a los distritos. Los dardos van contra el secretario general, José Manuel Franco, ahora cómodamente ubicado en las listas al Congreso, y el aspirante a la alcaldía, Pepu Hernández, el llamado «baloncestista», a quien acusan de desconocer por completo los interiores de la organización, actuar de espaldas a la calle y tener un pacto secreto con Carmena, cuya campaña califican de «abuelita con mandil». Este sector anda en línea con la «vieja guardia» del PSM, esos «rubalcabistas» que ahora, tras la emotiva despedida a Alfredo, reclama Felipe González que sean integrados por Pedro Sánchez. El movimiento es fuerte y Sánchez, con sagacidad, se va a implicar a fondo en la campaña, sobre todo en Madrid, como bien se ha visto en su primer baño de masas en Vallecas. Convencido de su tirón, el líder socialista está dispuesto a todo para arrebatar a la derecha los codiciados sillones de Sol y Cibeles. Pero atención, porque algo similar se cuece en las filas del PP, donde muchos cargos históricos han sido apartados de las listas sin ningún motivo y con mal estilo. «Nos hemos dejado la vida por este partido y ahora solo vemos dedocracia», lamentan con pesar varios de ellos. Por el momento, la movida está soterrada porque la lealtad se impone hasta el 26-M, de cuyos resultados dependerán muchas cosas. Desde Génova avisan: cualquier trifulca interna sería suicida. Lo cierto es que restan solo once días y, como dicen algunos, estas elecciones más que una segunda vuelta pueden ser el revolcón definitivo. Atentos.