Opinión
Los buenos son más
Ahora que acaba de conocerse el caso de dos niños autistas vejados y maltratados en un colegio de Dos Hermanas (Sevilla) , me da por recordar el horror que supone dejar a los niños en la escuela, de pequeñitos, cuando no tienen ningún trastorno. Si hacerlo cuando se supone que se pueden defender mejor y que le contarán a sus padres cualquier episodio extraño cuesta y mucho, imagino que cuando se trata de niños autistas, para los que es mucho más difícil contar lo que les sucede, debe de ser una pesadilla.
Sin embargo, quiero romper una lanza en favor de los maestros y educadores y señalar que, en España, tenemos extraordinarios profesionales que se dejan la piel y la vida en las aulas. Son muchos más los que trabajan con pasión y entrega que estos otros que protagonizan casos puntuales. Es más que preciso, imprescindible, que quienes cometen tropelías contra los niños o los ancianos, que son los más frágiles de nuestra sociedad, tengan un castigo tan contundente como para que jamás vuelvan a plantearse a hacerlo o incluso que se les deje sin la posibilidad de que puedan intentarlo. Pero también es muy necesario que se sepa que la mayoría de los profesores, educadores y cuidadores, tanto de niños sin trastornos como de niños que los padecen, son personas admirables que cumplen con su deber de una manera asombrosa. En centros convencionales o en otros destinados a personas con algún tipo de discapacidad física o intelectual.
Que haya malos profesionales y malas personas en estos entornos tan delicados, donde tenemos a quienes más nos importan, nuestros hijos, a veces no nos deja ver a los buenos, que son muchos más.
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