Opinión

Abstención

Aunque en el Club de la Pachorra Conservadora (CPC) opinen todo lo contrario, la abstención no es el voto de la oposición en la por fin convocada sesión de investidura del doctor Sánchez. Ese club lo forman los viejos gestores de los gobiernos de Rajoy, principalmente del área económica, que están convencidos de que sus logros son insuperables, sin darse cuenta de que su política sirvió para salir mal que bien de la crisis pero no para asentar el nuevo ciclo de desarrollo que se requiere para afrontar los retos de una sociedad que envejece. La herencia que dejaron cuando fueron desalojados del poder fue la de una economía que crece moderadamente bajo el impulso del empleo, pero no de la productividad; la de un sistema productivo escasamente innovador en el que predominan las actividades intensivas en el uso de trabajo poco cualificado; la de un sistema fiscal distorsionado y distorsionador de la asignación de recursos a la producción; la de un marco de protección social poco ambicioso, insuficientemente redistribuidor y financieramente desequilibrado; la de una intolerable desigualdad interregional en cuanto a los dineros disponibles por las administraciones autonómicas; y la de un problema territorial en el que pugnan las fuerzas disgregadoras de la unidad nacional, agravado precisamente por su notoria incompetencia en esta materia.

Y ahora llega Sánchez no se sabe para qué, más allá de su onanista autosatisfacción en la ocupación del poder; y lo que antes fue un «no es no» se convierte por arte de birlibirloque en un «sí o sí». O sea, en un sí sin contrapartidas, sin el juego del trueque político, de la forja de consensos, de la convicción moral; en un me lo das o te lo quito todo bajo el espantajo de otras elecciones. Y, además, sin la menor contrición por haber desecho los límites anteriormente aceptados, al haber apoyado su efímero gobierno –más bien, desgobierno– en todos los extremismos: los populistas antisistema, los independentistas, a la vez que golpistas, catalanes, los herederos de ETA y de su violencia terrorista. Porque, quede claro, el doctor Sánchez no renuncia a nada si le sirve para sujetarse en La Moncloa.

A los del CPC todo esto les importa un bledo, les parece insignificante y coinciden en ello con los del Club del Progresismo Moderado (CPM) que, por su parte, presionan en el mismo sentido, aunque en este caso por impotencia. Y así, los líderes del PP y de Ciudadanos, Casado y Rivera, se enfrentan a un fuego cruzado alimentado por quienes dicen ser de los suyos. Pónganse el mundo por montera y sigan adelante porque con la abstención no se construye la oposición.