Opinión

Robots

Y a están aquí los que nos imaginábamos, los de Blade Runner. El robot que te ama, el que te sirve, te defiende y te sustituye. Más del 40 por ciento de los empleos van a desaparecer y en Estados Unidos andan como locos, calculando cómo las empresas pueden tributar por puesto de trabajo eliminado. Porque la masa sin tarea es, sobre todo, una revolución en potencia y un problema político. Que hay que ver lo que cavilan los ociosos. En Canadá y Finlandia han hecho experimentos de renta universal (pagar un mínimo a todos sin trabajar). No van bien, la gente se desmotiva.

Ya patrullan en torno a los cuarteles norteamericanos vehículos autónomos francotiradores y se pergeñan planes de ejércitos y policías robotizados. La parte práctica es que morirán por nosotros, la compleja es la ética ¿puede un robot amenazar? ¿Puede dispararte un autómata?

Y luego está lo del sexo a demanda, con un señor estupendo que no replica, ni molesta, ni suelta pelos. Con la señora sin dolor de cabeza. ¿Quedarán ganas de hablar con alguien? ¿Qué les pasará a nuestros corazones en este mundo? ¿Cómo rivalizar en el tálamo con la flexibilidad olímpica de un atleta cibernético? ¿Cómo superar, en la convivencia, la adulación constante de un prototipo logrado? Nuestra vanidad y nuestro narcisismo se dispararán.

Asomemos la cabeza más allá de las urnas. Comprobaremos que los debates del siglo nada tienen que ver con los que sostenemos. Washington y Pekín están en una guerra a muerte por la carrera digital, y nosotros, con la independencia de Hospitalet.