Opinión
Braseros
No imaginamos realmente, los que no la sufrimos, lo que es la pobreza severa. Pero casi el 7% de la población española vive en ella. Y trae consecuencias estremecedoras. Fíjense, el otro día en el supermercado, dejé mi propio carrito de la compra en el lugar señalado, ese de las cadenas que yo no utilizo, cogí el del local y me puse a comprar. Al llegar a la caja con cantidad de viandas, fui a por mi carrito y había desaparecido. Alguien se lo había llevado y no por equivocación, desde luego. Y mientras me deshacía del cargamento de productos que ya no podía empujar hasta casa, pensaba en que hay que ser muy pobre para robar un trasto de ruedas deteriorado. Ayer también flipé en el chino de al lado de mi casa: ¡venden las agendas del año pasado a mitad de precio! Agendas que a precio normal cuestan 3 euros. Y yo pensaba, hay que ser pobre para tener que comprarte una agenda caducada. Tengo vecinas de la parte pobre de mi barrio que compran alitas de pollo para Nochebuena, una de ellas me lo ha confesado. Y lo peor es saber que pasan frío en sus casas. Como la calefacción es tan cara, se calientan con hornillos, estufillas de gas o eléctricas, braseros en malas condiciones. Un peligro para sus vidas. Dice la coordinadora unitaria de bomberos que aproximadamente seis de cada ocho víctimas de incendios en viviendas pueden atribuirse a la pobreza energética. Este invierno ya han muerto personas por eso. Porque las tarifas de la luz no son para pobres. Porque hay mucha oscuridad en el porqué de esos precios desalmados que provocan muertes.