Impuestos
Récord de gasto, impuestos y deuda
Los ingresos tributarios del Gobierno de Sánchez en los cinco primeros meses del año alcanzaron los 122.082 millones, la cifra más alta de la historia que no sacia la voracidad del fisco español
Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), el gran intelectual «ilustrado» español del siglo XVIII, advertía de que «todo impuesto debe salir de lo supérfluo y no de lo necesario». El Gobierno de Pedro Sánchez, agobiado por tantos asuntos, y con una ministra de Hacienda, María Jesús Montero, dedicada a hacer campaña en Andalucía y a renegar de cualquier relación con Santos Cerdán, no parece preocupado por ese tema. Todo lo contrario, en medio de los enredos, cada día hace más caja, gasta más y se endeuda todavía más. Los datos oficiales son concluyentes. Los ingresos tributarios en los cinco primeros meses del año alcanzaron los 122.082 millones, la cifra más alta de la historia y un 11,5% mayor que la del mismo periodo del año anterior. Eso no ha impedido que el Estado haya tenido que endeudarse entre enero y mayo en 53.661 millones de euros, un 96,5% más que en los mismos meses de 2024, según reza, de forma textual, en la página 16 del informe «Principales indicadores de la actividad económica y financiera del Estado», que elabora la IGAE (Intervención General de la Administración del Estado), publicado el lunes. Eso no ha impedido, a pesar del incremento de ingresos, que el déficit agregado de las Administraciones Públicas –sin incluir la Local– esté, al final del primer cuatrimestre del año, en 5.523 millones de euros, un 5,7% superior al de 2024 en las mismas fechas. Es el resultado, siempre según los datos oficiales de la IGAE, de que las Administraciones ingresaron –por todos los conceptos, incluidas sobre todo las cotizaciones sociales, que también son impuestos, pero de otra característica– 204.145 millones entre enero y abril, mientras que los gastos se han ido hasta los 209.668 millones de euros.
Los 122.082 millones de ingresos tributarios hasta mayo son todo un hito para el fisco español, que no sacia su voracidad. Algo más de la mitad son impuestos directos, de los que 55.304 proceden de las retenciones del IRPF. El resto son impuestos indirectos, de los que el IVA aportó 45.975 millones. En el primer caso, aumentaron un 11,1% y en el segundo un 10,1%, y todo indica que salen de lo necesario y no de lo supérfluo, como recomendaba Jovellanos.