Coronavirus

Covid-19: desbordados, y superados. Sin perdón ni responsabilidad

Se ríen de nosotros y no hay consecuencias. ¿Dimitir? ¿Por qué? Si en su lugar se puede hacer una comparecencia ante los medios, cargada de palabras pero vacía de contenido; se apela aún más a la unión, a permanecer en casa, a estar confinados, y en definitiva, a por un día más. Solucionado.

Dicen que la semana del 3 de abril, superaremos a Italia en contagios y llegaremos a once mil muertos, siendo el primer país europeo en número de fallecidos. La última del Ejecutivo, la vergonzosa compra de tests rápidos “fallidos”. Pero, ¿alguien se plantea pedir perdón? ¿Para qué? ¿Acaso el pueblo español no lo merece? Mejor que el ministro de Sanidad diga que está todo bajo control. Que se hicieron comprobaciones y se detectó que los test no tenían el nivel de fiabilidad requerido y que por eso se retiraron. Claro, que absurda ocurrencia pensar en hacer esa comprobación con anterioridad a la compra. Sin comentarios, para qué, sinceramente, deben de pensar que los españoles no nos damos cuenta.

Lamentable y vergonzoso. Llevamos 15 días de Estado de Alarma y seguimos sin tests, sin respiradores, sin material sanitario y ahora también, sin los fármacos utilizados para atender la enfermedad. Ha sido necesaria la intervención de un juez para requerir a Madrid que provea de material a los hospitales y mientras, la presidenta Ayuso dice que ha recibido “cero” provisiones del Ejecutivo, y que han de comprarlo en el exterior. Impresionante.

¿Coordinación? ¿Previsión? No se pide la dimisión en bloque del Ejecutivo, faltaría más; simplemente seriedad, rigor, responsabilidad, y respeto para el pueblo español, a la altura de las circunstancias.

Los hechos son irrefutables, son ya más de 9.400 sanitarios contagiados, que posiblemente se podían haber evitado. ¿Qué culpa tienen ellos? Héroes, que dan todo sin pedir nada a cambio. ¿Cuánto más tenemos que aguantar, ya no para que pidan perdón, sino para que cesen o releven al Comité de Expertos? Winston Churchill ya lo dijo: El precio de la grandeza es la responsabilidad.