Opinión
La arrimada de Inés
La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, consagrada al frente de su partido esta pasada semana en un congreso, tomaba una decisión encaminada a apuntalar una nueva prórroga del estado de alarma posicionándose al lado de Pedro Sánchez ante el más que probable vértigo general que habría generado el decaimiento de la medida excepcional. Y aquí es donde comienzan a suscitarse algunas preguntas que muy probablemente le estén rondando la cabeza a Arrimadas, porque el apoyo a una siguiente nueva prórroga por parte de Ciudadanos quedará condicionado, según aseveración de la propia lideresa centrista, al cumplimiento con su palabra por parte del presidente del Gobierno a propósito de lo pactado, lo que con los precedentes existentes abre algo más que la madre de todas las incógnitas.
A Arrimadas se le ha arrogado poco menos que un exquisito sentido de estado con su decisión, pero dentro de unos días tal vez la parroquia no sea tan generosa en función de lo que vuelva a decidir ante una más que probable solicitud de prórroga, sobre todo porque cabe recordar que en lo relativo a chantajes políticos nada garantiza que no vuelvan a repetirse. Especialmente indicativas eran en este sentido las palabras de la propia vicepresidenta Carmen Calvo en la televisión pública: «El estado de alarma es lo más democrático que existe». Añado yo –permítaseme la broma como recordatorio– las palabras de aquel ministro franquista que situaba como «garantía de libertad» la ley de vagos y maleantes en tiempos de su promulgación.
Que Ciudadanos se acerque al gobierno del PSOE tal vez en un noble intento de «centrar» a quienes hace bastante tiempo perdieron la centralidad resulta incluso digno de encomio, pero tener claro que Sánchez hasta hoy lo que ha hecho es despreciar a formaciones de corte constitucionalista para entenderse, bien con le populismo bolivariano o bien con nacionalismos e independentismos, resultaría además un ejercicio de auténtico realismo. Tal vez la líder del partido fundado por Rivera no haya incurrido en uno de esos pequeños errores propios de la formaciones relativamente nuevas, como son los volantazos a cargo de quienes pretenden expiar pecados, pero desde luego bien haría bien en tentarse la ropa ante aseveraciones como las apuntadas en boca de la vicepresidenta, salvo que pretenda establecerse como buena la máxima de que el estado de alarma es la mejor de las situaciones.
El gesto estratégico de Inés «arrimándose» al parecer solo puntualmente al gobierno de PSOE y de Podemos tal vez no ofrezca mucho margen a la crítica, pero que nadie se engañe, ni hay un giro de Sánchez hacia los liberales de Ciudadanos en detrimento de comunistas y separatistas, ni el presidente se ha caído como Saulo del caballo abriéndose a la luz del centrismo moderado. Veremos cuánto se tarda en la reconstrucción de puentes con Lledoners.
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