Opinión

Locos

Locos, tarumbas, trastornados del todo, con la chaveta completamente perdida nos tiene el Gobierno de España. Educadores, agentes sociales, militares, grandes consorcios empresariales, todos repiten que los ministros no escuchan, no se dejan ayudar y están divididos. Hay carteras de Podemos y carteras del PSOE, hay dos ejecutivos a la gresca, más empleados en matarse que en atender el patio.

El sector aeronáutico, completamente arruinado, atestigua que el ministro de Transportes, José Luis Ábalos, les promete tiempo para la devolución de los billetes cancelados y el de Consumo, Alberto Garzón, les exige pagarlos en una semana. La ministra de Defensa, Margarita Robles, contrata nuevos blindados VCR 8x8 para el Ejército, porque los hombres están muriendo en misiones con los BMR obsoletos, e Iglesias critica que «no es tiempo de gastar en tanques». Nadia Calviño promete control en Europa y Adriana Lastra y Pablo Echenique pactan con Bildu derogar la reforma laboral.

El peor enemigo del Gobierno es el Gobierno. El más letal adversario de Sánchez, él mismo, como un enfermo esquizofrénico, que acuerda con Ciudadanos y PNV y a la vez, en tiempo real, con Bildu.

Con los ministros a la gresca, atacando todos los sectores económicos (las rebajas comerciales, el turismo, los toros) en Bruselas me dicen que tienen la impresión de que Pedro Sánchez acelera frenéticamente, como un pollo sin cabeza. Repite el presidente que lo hace para salvarnos del coronavirus mediante el estado de alarma. Blinda su poder serrando cuidadosamente sus patas. Y ahora, los herederos de los asesinos garantizan la efervescencia del paro. Susto o muerte.