Opinión

Homo ex novo

¿Para cuándo el cierre del Coliseo, con la de crímenes que en él se perpetraron? ¡La que se ha armado con el «racismo» de «Lo que el viento se llevó», que no sólo tiene más de 80 años a sus espaldas, sino que reflejaba justamente la situación racista del sur de los Estados Unidos en el siglo XIX! Una y otra vez pretendemos enmendar la Historia. Al menos sabemos que no es un vicio nuevo. ¿Cuántas iglesias góticas cayeron arrolladas por el gusto barroco? ¿Cuántas villas modernistas sucumbieron al boom urbanístico de los 60? Hemos quitado las estatuas de Franco o su tumba como si pudiésemos eliminarlo a él. Bobos, que no somos más que bobos.
La pretensión de recomenzar la Historia es cosa usada. El mito del buen salvaje expresaba el imposible deseo roussoniano de regresar a la bondad original e inmaculada. La Revolución Francesa fue el intento de establecer ese mito por la sangre y hacer tabula rasa. El aliento regenerador llevó a las desastrosas desamortizaciones y hasta los totalitarismos del siglo XX fueron hijos del «ideal refundador». El superhombre o el «homo sovieticus» nos costaron un disgusto sangriento.
Ahora vienen los que dicen que el ser mujer no es un hecho biológico, porque van a construir un ser humano ideal y transgénero. O los que anteponen los animales a los hombres por amor a una justicia nueva. O los que nos hablan a «todos y todas» porque van a cambiar el mundo a través de las vocales. ¿No sería más eficaz redescubrir la belleza de lo que existe en lugar de inventarnos la realidad?