Opinión

“Un Gobierno centrado en la crisis”

El nuevo escenario no se puede gestionar a golpe de frágiles mayorías parlamentarias formadas por aliados que quieren acabar con España o caminar a un proceso constituyente.

La conclusión de la anomalía constitucional que representa la aplicación de un desproporcionado y largo estado de alarma es una gran noticia. Estos más de tres meses han sido un despropósito que solo se entiende por la improvisación de no valorar a tiempo la magnitud de la pandemia y no contar con una reserva estratégica que hubiera podido dotar de medios al sistema sanitario y a la población, así como por la comodidad de no utilizar una legislación menos invasiva en los derechos y libertades. Al desastre por las víctimas mortales y contagiados se une ahora la debacle económica. Otra gran noticia es que finalizan los discursos presidenciales, una medida que me ha molestado por su desmesura. No entiendo la razón, porque no lo ha hecho ningún otro líder europeo. La gestión de esta pandemia marcará cómo pasará Sánchez a la historia. Es un político joven y una vez deje Moncloa le quedará todavía mucho tiempo en la vida pública. Todos los presidentes han acabado mal, pero está en su mano no repetir esta fatídica condena.

Hay que aprender de los errores. El nuevo escenario no se puede gestionar a golpe de frágiles mayorías parlamentarias formadas por aliados que quieren acabar con España o caminar a un proceso constituyente. Es necesario recuperar la centralidad y esto afecta tanto al gobierno como a la oposición. El PP es un aliado necesario en esta etapa, pero hay que establecer las condiciones para que lo sea desde las discrepancias que legítimamente todos puedan tener. Es laborioso, pero no imposible buscar unos mínimos puntos para alcanzar un acuerdo que permita emprender con éxito la reconstrucción en el menor tiempo posible. A esto hay que añadir la elaboración de un nuevo marco legal para afrontar un rebrote sin la necesidad de recuperar un estado de alarma que sería todavía más letal para la economía. Para ello, todas las partes tienen que mostrar voluntad y no veo que el PSOE y el PP estén por la labor. ¿Qué pierde Sánchez intentándolo? La realidad es que sólo tiene que ganar. Es la diferencia entre un político de partido o tener una visión de Estado. Este mismo criterio se puede aplicar a Casado que así dejaría sin argumentos a la izquierda radical y los independentistas. Ahora toca estar en la centralidad por el bien de España. Es lo que se espera de un patriota.