Opinión

José Manuel Feito, o Miranda

José Manuel Feito murió el pasado 29 de junio en Avilés, a los 85 años. Nacido en Pola de Somiedo, «La Voz de Avilés» lo definió como «figura emblemática de la Iglesia asturiana». Fue, en efecto, sacerdote, escritor, etnólogo, poeta, profesor y un reconocido erudito de Asturias, cuya alfarería, cerámica, artesanía y literatura exploró con destreza en libros y ensayos.

Pero José Manuel Feito fue ante todo Miranda de Avilés, a cuya parroquia llegó en 1964, permaneciendo allí más de medio siglo, hasta 2015, como ecónomo, aunque Saúl Fernández lo llamó en «La Nueva España» con razón «párroco para siempre de Miranda».

El padre Feito lo dio todo por Miranda y su gente, promoviendo su cultura, difundiendo su patrimonio, y atendiendo a los vecinos, que sentían un enorme aprecio por él.

Apasionado por la historia de su pueblo adoptivo, le interesó la de un tatarabuelo mío, José Menéndez, que en 1846 marchó de Miranda rumbo a La Habana, y que terminaría haciendo fortuna como empresario en la Patagonia chilena y argentina. Al estilo indiano, viajó de vuelta a España ya de hombre rico y mayor. Don José murió en Buenos Aires en 1918, y no olvidó en su testamento legar fondos a España y a su Miranda natal.

Por esos caminos fue por donde me crucé con el padre Feito, que me honró con su amistad, y me invitó en 2009 a pronunciar el pregón de las fiestas de Miranda. Pude así volver al pueblo, que ya conocía por haberlo visitado varias veces con miembros de mi familia, pero ahora de la mano de su figura más apreciada, el padre José Manuel, al que también conocieron mi hijo Lucas, mi nieto mayor, Íñigo, y mi nuera asturiana, Covadonga Fueyo.

Pude comprobar el fruto de su labor en el afecto y consideración que le profesaban los mirandinos. Hombre afable, con inteligente sentido del humor, valga la redundancia, e impecable sonrisa, el padre Feito sabía hacer amigos. Soy testigo de que también sabía pronunciar sermones en misa, aunque con la costumbre de llevarlos escritos. Más de una vez le pedí que los publicara.

Descansa en paz, querido José Manuel Feito, y que Dios os bendiga a ti y a tu Miranda.