Opinión
Doble vara de medir
El poeta Campoamor escribió que «todo es según el color del cristal con que se mira» y nuestro idioma común está repleto de expresiones que conforman el significado de la expresión «doble vara de medir», pero, por más que lo oigo, no termino de acostumbrarme a soportar cómo se ejerce en nuestro país, especialmente determinados medios de comunicación; en inglés se traduce por la expresión «double standards», y es así, significa lo que significa. Desgraciadamente, la falta de autenticidad y de honestidad está frecuentemente ausente de la vida de muchas personas, pero para algunos esta falta de autenticidad y de honestidad solo merece reproche y condena si la produce el adversario, especialmente cuando se da con alguna consecuencia política. El problema surge cuando siempre se aplica a unos y no a otros; en España la dicotomía se produce entre izquierda y derecha, y no hace falta que refiera quienes resultan favorecidos. En el mundo de la justicia también se da, y así cuando un juez o jurista es promovido para altas responsabilidades judiciales, aunque sea mediante el cumplimiento de las reglas de juego legales e incluso constitucionales, queda manchado por el color del partido político proponente hasta el punto de entender que está comprometida su imparcialidad, y más cosas. Eso sí, dependiendo del partido político proponente estás más o menos manchado, lo que para unos es un honor, para otros es una deshonra; tampoco hace falta que diga quienes resultan favorecidos. El problema es que estamos soportando una auténtica dictadura ideológica en la que la izquierda tiene todas las de ganar, sobre todo gracias al soporte de sus terminales mediáticos y de la cobardía e intereses de otros medios; determinan el fiel de la balanza moral que condiciona esa doble vara de medir, ese doble estándar. Mas no hay que perder la esperanza, hay que seguir dando la batalla, porque la ciudadanía al final dictará sentencia y seguro que lo hará con justicia. El verdadero problema es que la izquierda ha patrimonializado el ejercicio de la libertad y de la igualdad, y lo hace mejor que la derecha, aunque cuando gobierna no cuida lo uno ni lo otro más que un gobierno conservador, transmitiendo una falsa conciencia de mayor libertad e igualdad. Ha llegado el momento de luchar contra esta falsa superioridad moral progresista.
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