Coronavirus

“Los brotes de la segunda ola”

Estas 11 medidas muestran que no existe un plan sino una camaleónica adaptación conforme la segunda ola golpea a la sociedad

Los datos tiran por tierra la euforia gubernamental. En este caso me gustaría hablar bien del gobierno, pero la realidad es muy tozuda y pone de manifiesto que no existe una estrategia para hacer frente al covid-19. No me sorprende e incluso puedo entender que se busque ofrecer una imagen positiva para animar a la población, pero el extraordinario esfuerzo social y económico del confinamiento no ha impedido que estemos peor que el resto de los países de la UE. Es un dato objetivo. Hay un aspecto llamativo que me comentaba ayer un amigo que se encuentra en el extranjero. Cada día tenemos una rueda de prensa informando de la evolución de la enfermedad y como ahora se hacen más controles podemos comprobar el número elevado de contagiados, pero la situación nada tiene que ver con lo que vivimos a partir de marzo. El índice de letalidad es muy bajo, el sistema sanitario está preparado y no hay carencia de medios materiales y humanos. Es una diferencia fundamental con el horror de aquellos meses. En cambio, la omnipresencia informativa de la enfermedad es un síntoma inquietante de lo que está sucediendo.

¿Por qué en el resto de la UE están mejor que nosotros incluso países que tuvieron también cifras muy inquietantes? ¿Cuál es la razón de esta cascada de noticias de nuestros socios no recomendando que se viaje a España o se establezca una cuarentena al regresar? Al margen del fabuloso coste económico que tendrá la pandemia y que ya nada podemos hacer para minimizarlo, cabe reflexionar sobre si lo hemos hecho todo bien. Me sorprende la escasa capacidad de crítica social y el gregarismo a lo hora de aceptar las nuevas medidas anunciadas ayer. En este caso, tengo que reconocer que no me afectan, pero me parecen la consecuencia de una permanente improvisación de los inexpertos gestores del burocratizado ministerio de Sanidad encabezados por Illa y Simón. Cualquiera que me conozca o lea sabrá que no me importaría loar sus virtudes como expertos sanitarios, pero sería un insulto a la inteligencia y un ejercicio irresponsable por mi parte. Estas 11 medidas muestran que no existe un plan sino una camaleónica adaptación conforme la segunda ola golpea a la sociedad. Hay un mimetismo ante lo que hacen o proponen las autonomías, lo cual no tendría que ser malo si existiera una mejor coordinación. Ahora tendremos que esperar para ver cuál es el siguiente paquete de medidas.