Opinión

“La ausente Celaá y el caótico Castells”

Frente a la buena gestión de Ayuso tenemos el vacío existencial que afecta a los ministerios de Educación y Universidades y a sus pintorescos titulares

Uno de los aspectos más preocupantes, y eso que hay muchos, de las consecuencias de la crisis sanitaria en que se ha instalado España, es la situación de la educación. A pesar de la incesante y obsesiva campaña que sufre Isabel Díaz Ayuso por parte de la izquierda política y mediática, la realidad es que ayer presentó un plan coherente y seguro para el comienzo de las clases. La presidenta madrileña es el enemigo a abatir por el PSOE, que quiere repetir el esquema de la moción de censura que permitió que Sánchez consiguiera La Moncloa.

No existe ninguna justificación ética o política, sino que el aparato del PSOE vislumbra la oportunidad, que se puede vestir siempre con buenas palabras, y cree que algunos diputados de Ciudadanos podrían romper la disciplina porque están muy cerca del socialismo. Me cuesta imaginar a Gabilondo encabezando esta operación, utilizando tránsfugas y hacerlo, además, con la crisis sanitaria que vive España. Eso de quítate tú que me pongo yo encaja mal con su prestigio como antiguo rector y catedrático.

Las excusas que utilizan contra Ayuso son tan inconsistentes que no aguantan un análisis serio. A pesar de los globos sonda que se lanzan desde el PSOE, la realidad es que se trata de una operación de muy alto riesgo y los diputados de Cs tendrían que unir su suerte con los comunistas y los antisistema de Mas Madrid y Unidas Podemos.

Desde luego, estoy convencido de que Aguado y su equipo jamás participarían en una operación de estas características. No hay nada peor que la inestabilidad de una moción de censura para gestionar cuestiones tan fundamentales como el comienzo de las clases, los rebrotes y la reconstrucción económica y social. Frente a la buena gestión de Ayuso tenemos el vacío existencial que afecta a los ministerios de Educación y Universidades y a sus pintorescos titulares.

El despropósito llega al extremo de que el propio Pablo Iglesias se ha quejado de la falta de liderazgo de Isabel Celaá. No solo hay un injustificable exceso de carteras sino que algunos «turistas» se sientan en el consejo de ministros. Al estar las competencias de educación y universidades transferidas a las autonomías es difícil justificar la existencia de dos carteras, pero si además se pone al frente a la ausente Celaá y a Castells, cuyo su desorden es consustancial a su persona, es imposible que salga algo útil y positivo.