Opinión

Infame blanqueo

En el año 2006 ETA colocó un coche bomba en la terminal 4 del Aeropuerto de Barajas asesinando a los ciudadanos ecuatorianos Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, y el presidente Zapatero se refirió al hecho tildándolo de «accidente». El pasado martes, el actual presidente del Gobierno mostró su profundo lamento para referirse al suicidio de un etarra en prisión. Han pasado casi quince años y los intentos desde la izquierda por trivializar y restar importancia a la execrable actuación de la banda terrorista siguen siendo los mismos. Bildu atacaba al actual Gobierno por la muerte del terrorista, y tras recriminar que sin resolver «el problema de los presos» es imposible «avanzar en la paz» en el País Vasco, Sánchez dijo que lo primero que quería hacer era lamentar la muerte del etarra Igor González Sola, muerte causada por suicidio. La izquierda independentista vasca heredera de Batasuna tacha de inadmisible la muerte de este etarra, porque según esta fuerza política, «sigue siendo incomprensible que los presos vascos sigan en prisión» después de nueve años del cese definitivo de la violencia de ETA y dos años después de su definitiva desaparición». De nuevo, ¿un lapsus u otro guiño a Bildu para mantener la geometría de la moción de censura y de la investidura? ETA ha sido vencida policial y judicialmente y efectivamente disuelta, pero políticamente no podemos decir lo mismo, y precisamente lo que hace que su cruel nómina de asesinatos haya obtenido rentabilidad política son estas posiciones tibias, equidistantes y muy alejadas de la necesaria empatía con las víctimas del terrorismo. Si el suicidio de etarra es inamisible para Bildu y es motivo de lamento por parte del Presidente Sánchez, ¿qué podemos decir de los 820 asesinatos de seres inocentes por parte de la banda terrorista ETA? Este permanente intento de blanquear la historia y las consecuencias criminales de ETA es repugnante e indigno, y exige una rectificación en toda regla que obviamente no se va a producir. Nadie le niega a Bildu su legalidad democrática, pero de ahí a convertirlo en un actor protagónico de la política española hay un trecho. Ver en un mismo papel las siglas de este partido y las del PSOE es increíble. «El hipócrita con la boca daña a su prójimo». Proverbios 11:9-11.