El Gobierno de Pedro Sánchez

Hay semanas...

Hay semanas que no está uno para nada, sino que se lo digan al tándem Sánchez- Iglesias, que se han visto tumbados en el Congreso por el resto de partidos al no aprobarse el decreto sobre el superávit de los ayuntamientos, quedando de manifiesto la debilidad de este gobierno, que ni pactando con los terroristas, los independentistas y demás outsiders logran sus propósitos de ultraizquierda. Lo más divertido de todo es que para la portavoz Montero, nunca pasa nada, y si pasa no importa. Claro, a nadie le gusta que se le toque los ahorrillos, que bastante esfuerzo cuesta conseguirlos, y mucho menos a los ayuntamientos, que en ocasiones tienen que hacer juegos malabares con sus presupuestos. Pero sigamos. A Casado le crecen los enanos, y si alguien lo duda que eche ahora un vistazo a la que le va a caer con el caso kitchen. Iván Redondo ya se relame con la campaña que va a orquestar con intención de ensuciar al actual plantel pepero, cosa que no procede porque los actuales cabezas visibles no aparecían en el equipo de Rajoy cuando Bárcenas ni cuando el ministro Jorge Fernández, protagonista o promotor, más bien, del espionaje al tesorero del partido. Iguales argumentos esgrimió Sánchez cuando los ERE de Andalucía, diciendo que él no estaba allí. Pero no es caso de que se escupan entre ellos el “y tú más”, sino de que se utilicen las mismas varas de medir para todos: el del moño y pendientes no se puede ir de rositas con el caso Dina. Se requiere también una comisión de investigación en igual medida que para el caso kitchen. ¿No somos todos iguales?

Por lo demás el nuevo look del inefable Simón no deja de sorprender, al menos le da un aspecto más aseado. Lo malo es que no deja de hurgarse en la nariz, cosa que en los tiempos en que nos hallamos, cuando tenemos que llevar la higiene por bandera, no pega mucho, sobre todo por el cargo que ostenta. Pero bueno, el hombre se muestra esperanzado con los datos de esta última semana, en que parece que el virus pierde letalidad, que los infectados son menos y que la vacuna la tenemos más cerca. Curioso que los laboratorios Pfizer, que serán quienes comercialicen la vacuna, son los mismos que se forraron en su día con la Viagra. Sin embargo, ahora la gente no está propicia a dejarse vacunar; muchas son las prospecciones que se han hecho y la respuesta de la ciudadanía era un poco la misma: que se vacunen primero los políticos, a ver qué pasa con sus cuerpos. En cambio no hicieron ascos a la pastilla azul teniendo en cuenta que a algunos les perjudicó en el terreno cardíaco, y cuentan las leyendas que se produjeron fallecimientos en algún que otro tálamo conocido por esta causa. Pero, ya digo, muchos de estos cotilleos pudieran ser leyenda.

Por otro lado no podemos dejar de mencionar a Trump que ahora va y se nos compara con Churchil, refiriéndose a que, en un principio, minimizó la importancia del Covid igual que el inolvidable premier británico lo hizo con los bombardeos nazis, y no le falta razón. A propósito, que no tiene tan clara la victoria en las próximas elecciones norteamericanas, cuando hace unos meses sí la tenía… Claro que, hasta el rabo todo es toro. Y así hemos ido pasando la semana viendo lo que ha subido el pescado, alimento que más se ha notado dentro de la medición el último IPC, lo cual no es buena noticia para alguien como yo, cuyo principal alimento se aloja en el mar, sea cual sea.