Opinión

Gobierno fallido

España ha vencido al independentismo y esto lo saben los independentistas, pero a veces pareciera que nuestro gobierno nacional y su presidente lo quieren disimular o soslayar precisamente frente a los partidos independentistas. Esta victoria se forjó desde los tres poderes del Estado, y así, por un lado, la acción del Ejecutivo y el Legislativo, que aprobaron la articulación del artículo 155 de la Constitución, y por otro la acción serena y firme del poder judicial, que ha condenado por graves delitos a los protagonistas de la afrenta al Estado más grave que se ha producido en toda la historia de nuestra democracia. No podemos bajo pretexto alguno avergonzarnos de esta victoria democrática convirtiéndola en una derrota, esto sería un desastre sin parangón y convertiría a España, un país que en estos momentos tiene un Gobierno fallido, en un Estado fallido, algo que no es, precisamente, gracias a la Constitución de 1978. Tenemos que hacer una llamada a la izquierda honesta de este país, la parte del PSOE que sigue siendo plenamente constitucionalista, para que le diga a este Gobierno, alto y claro, que no acepten un trueque de presos por presupuestos. Los españoles no se merecen que los próximos presupuestos, ni cualquier otra acción política, nazcas manchados de derrota y de vergüenza como producto de la cesión, justamente, ante los partidos que no creen en España. El Gobierno de Sánchez está desencadenando una crisis institucional que cada día se acerca más a una crisis de Estado. Las provocaciones al poder judicial y los vetos a la Corona que hemos visto estos últimos días son choques de trenes gravísimos que rompen muchos equilibrios constitucionales. El veto a la presencia del Rey Felipe VI, que fue fundamental en la derrota del independentismo, es especialmente grave. Se trata de una afrenta al jefe del Estado, es un ataque a una institución que está al margen de la pugna partidista y, al margen de valoraciones políticas, es un feo a una persona ejemplar que no se merece ese desprecio. Este Gobierno se comporta como un elefante en una cacharrería, pero el problema es que los cacharros son nuestra Constitución, nuestro Estado de Derecho y nuestra democracia. De seguir por esta senda un gobierno de radicales coaligados con radicalizados corre el riesgo de romper en pocos años cosas que habíamos tardado décadas en construir. La situación de rendición del Gobierno ante el independentismo catalán es tan grave que, en estos momentos, los españoles deseamos que todo sea un engaño, y que los realmente engañados sean los independentistas y no el Pueblo Español. Un ministro del Gobierno ha acusado al Rey de incumplir la neutralidad y maniobrar contra un gobierno democráticamente elegido, el gobierno que le ha impedido acudir al acto tradicional de entrega de sus despachos a los nuevos jueces, y ello sin lugar a dudas, para no molestar a los independentistas ¿Cabe mayor dislate e irresponsabilidad democrática? El Rey es el símbolo de la permanencia y unidad el Estado, pero también simboliza la comunión de los ciudadanos con su orden constitucional.