Gobierno de España

El buen rollito en el Gobierno

Sánchez debería dar un golpe simbólico en la mesa y exigir que el gobierno no sea la casa de los líos

Los gobiernos de coalición son difíciles, pero lo son mucho más cuando se tiene una mayoría insuficiente en el Congreso. No solo hay que pactar entre los dos socios, en este caso socialistas y podemitas, sino con independentistas, bilduetarras y nacionalistas. El propio acuerdo de coalición acota implícitamente quiénes pueden ser los aliados permanentes anulando cualquier atisbo de acuerdo con el centro derecha. Otra cosa es la pretensión de Ciudadanos de ser acogido por la Moncloa y así parecer de centro, pero es complicado con Podemos, los herederos de ETA y los independentistas. No es fácil que pueda explicar a su electorado esta súbita conversión a palmero y a Arrimadas le falta el talento propagandístico de Sánchez, que es capaz de decir una cosa y hacer la contraria sin sufrir ningún desgaste. Es verdad que no existe el más mínimo riesgo de ruptura, porque los dirigentes de Podemos están todos colocados en la administración y nadie quiere perder los sueldos, despachos y coches oficiales. No es una crítica, porque le pasa lo mismo al PSOE y también al PP cuando estaba en el gobierno.

Lo que resulta incomprensible es la incapacidad del gobierno social-comunista para no montar líos entre ellos. Es fácil constatar que la comunicación es manifiestamente mejorable. Una posibilidad es que creen un boletín interno o un WhatsApp grupal, como tenemos el resto de mortales, aunque como hay tanto alto cargo y andan ansiosos de decir la última palabra resulta complicado. Tengo la impresión de que hay mucho desocupado, porque tienen cargos florero, y eso complica las cosas. Están instalados en la política asamblearia de la facultad y parece que el PSOE sigue siendo el enemigo. Es verdad que estos no se callan, ya que la antipatía es recíproca, aunque ahora no puedan vivir los unos sin los otros. Se han pasado más de una década dándose duro y hora no van a ser colegas gracias solo a una coalición. Esto no implica que el ataque duro y contundente de Belarra, secretaria de Estado y persona de la máxima confianza de Iglesias, contra Robles, ministra de Defensa, ponga en peligro la coalición, pero es un esperpento. Creo que debería imperar la prudencia, pero está claro que Sánchez debería dar un golpe simbólico en la mesa y exigir que el gobierno no sea la casa de los líos en política interna y externa antes de que alguien diga o haga algo irreparable.