PSOE

Los nuevos «patriotas»

Los socialistas se han embarcado en el proyecto de Pablo Iglesias para cambiar el régimen político

El mensaje del PSOE en la red social Twitter señalando a los «patriotas» frente a la «derecha» en la aprobación de los Presupuestos no es superficial. Es la prueba de que los socialistas se han embarcado en el proyecto de Podemos para cambiar el régimen político. No cabe la menor duda de que el partido de Iglesias, y no el de Sánchez, es quien marca la estrategia y el discurso.

Una de las características del podemismo es que sus dirigentes necesitan parecer intelectuales. Es un defecto muy arraigado en la izquierda. De hecho, es el origen de su complejo de superioridad moral, basado en creer que son el origen y el motor de la cultura, las ideas y el pensamiento. Por esta razón los líderes de Podemos llevan años explicando cómo y para qué iban a llegar al poder. El lector atento puede descubrir en Iglesias, Errejón o Monedero el manual del buen revolucionario.

El populismo comunista sostiene que la patria no existe, sino que se construye. Esto significa que la batalla política está en crear un sujeto político con un objetivo: la transformación completa del régimen. Iglesias y Errejón sostenían que esa patria se generaba recogiendo las demandas sociales e identitarias, como el nacionalismo. Así, decían, se «hace patria» defendiendo la sanidad pública, impidiendo los desahucios, o favoreciendo la plurinacionalidad del Estado.

La patria se construye, han dicho los podemitas, con otra hegemonía política y un nuevo bloque de poder. Este paso precisa aprovechar el impulso de movimientos rupturistas como el independentismo. Solo así se crea una «nueva voluntad colectiva» capaz de «refundar el país», de «hacer patria». De ahí el empeño de esta izquierda en arrinconar a la derecha, marginar al PP, Cs y Vox de la vida política, y llamarlos «antipatriotas». A su entender, solo es patriota el que forma parte del nuevo bloque. Es el «We the people» fundacional, en el que el «pueblo» son ellos, mientras que el resto sobra.

La razón de ser de Podemos desde su fundación, tal y como han escrito muchas veces, es construir patria fortaleciendo el partido como movimiento popular. Toda demanda social e identitaria insatisfecha por el «régimen del 78» tiene cabida en su «proyecto transformador». Por eso Pablo Iglesias dijo aquello de «cabalgar contradicciones», porque el coste del acuerdo de Bildu era insignificante comparado con la certeza de tener el poder.

Los pasos del manual del buen revolucionario podemita se están cumpliendo: aunar demandas bajo las siglas de un partido, cambiar la percepción del mundo político con su programa y lenguaje, llegar al Gobierno y colonizar el Estado. Una vez que llegan al poder toman las instituciones y comienzan la ingeniería social, el «hacer patria» a través de los mecanismos que ofrece un Estado cada vez más grande y una sociedad sumida en la idolatría estatal. Por eso vieron en la pandemia una oportunidad para la «transformación», porque la crisis económica y social provocaría que la gente reclamara más Estado, aun a costa de la libertad.

Cuesta creer que el PSOE de Sánchez desconozca este plan revolucionario. De hecho, los sanchistas se empeñaron en pactar los PGE con quienes quieren romper el orden constitucional, gobernar contra media España, y crear una hegemonía nueva que derribe lo existente. Ya lo confesó Rufián al decir que se entraba en una «nueva era». Incluso Otegi aprovecha el día de la Constitución para explicar las características que tendrá la «república vasca de iguales». Estos son los nuevos patriotas, los Padres Fundadores de la «nueva patria» que aplaude el partido antes conocido como PSOE.