Opinión

Vivir en el misterio

«Vivimos con el misterio, pero no nos gusta la sensación. Y yo pienso que deberíamos acostumbrarnos. Porque nos hacen creer que debemos saber todo, comprender todo. No creo que sea humano ser tan competente en la vida. Esa actitud está lejos de la poesía». Lo decía Mark Strand, poeta canadiense. Y a mí me hace pensar que, en realidad, el género humano se ha pasado los siglos intentando desvelar los misterios. El primero el de la muerte. No sabemos de dónde venimos, pero una vez que estamos aquí, bienvenida sea la vida. Pero, ¿por qué morimos si no queremos morir? Entonces, todo es buscar fórmulas, buscar vidas después de la vida. Lo que sea con tal de no desaparecer. Los humanos también tenemos un sentimiento de inmortalidad hasta que lo perdemos, algunos no lo pierden nunca. Creemos que, al menos, podremos llegar a la vejez y mientras tanto hacer planes. Hipotecarnos, echar cuentas de la pensión, comprar esto, tener aquello. La incertidumbre no va con nosotros, debe ser verdad que es solo cosa de poetas. Por eso ahora, con esta pandemia nueva y misteriosa, estamos mal. Unos acongojados y otros negando. Sentido común poco. Porque estar en el sentido de lo que nos queda de naturaleza nos lleva a navegar por aguas procelosas. Nos conduce a vivir el presente. Queremos saber ya. Saber qué debemos hacer, cómo, cuándo, con quién. Cómo va a funcionar la vacuna y cómo será la nueva era. Queremos vivir controlando. Por eso nos aferramos a vivir lo de siempre. Pero hay un virus suelto en los medios, en las calles, en los supermercados donde reina la Navidad. Vamos, cambiemos estas fiestas por el misterio. Seamos poetas por una vez.