Venezuela

Un laberinto sin salida

Es innegable que desde hace tiempo Venezuela atraviesa una profunda crisis en los órdenes económico, humanitario y político. Las recientes elecciones no serán un bálsamo para que se acallen las dificultades que vive el país caribeño. La realidad es que el Gobierno de Nicolás Maduro ejerce el control efectivo sobre el país y que la oposición liderada por Juan Guaidó no tiene una sólida capacidad de cambiar esta situación. El futuro más cercano de Venezuela se debate, sin embargo, no solo entre las posiciones enfrentadas en el orden interno que, desde luego, debe encontrar solución si se quiere lograr una plena estabilidad y que, además, es una condición imprescindible para asegurar el sosiego político y social. En verdad, las políticas que practiquen importantes actores internacionales tendrán una relevancia capital. Nada induce a pensar que la nueva Administración estadounidense varíe sustancialmente la línea política que viene manteniendo, a reserva de que se dulcifiquen quizá algunas de las medidas más tajantes que fueron adoptadas por la administración Trump. El contexto de la región tampoco parece que se oriente en una dirección distinta a la actual, a pesar de que las autoridades de Caracas pudieran contar también con el apoyo del nuevo gobierno de Bolivia, además de los países latinoamericanos que ya vienen sosteniendo las políticas actuales. Asimismo, resulta difícil imaginar que la OEA se aparte inequívocamente de los planteamientos que ha delineado en los últimos años y que, por ende, abandonase definitivamente los postulados de la oposición. Sin embargo, algunos Estados como Rusia, Irán o China podrían seguir la estela de cimentar el poder efectivo en Venezuela. La gran incógnita radica, a mi juicio, en las posturas que, a la postre, defienda la UE y, en este caso, la posición de España será fundamental. La actual parálisis de las relaciones entre la UE y América Latina y el Caribe en el marco de las reuniones al más alto nivel se debe, en buena parte, a la situación que reina en Venezuela. Pero, asimismo, el desarrollo de algunos esquemas de integración en la región latinoamericana se ve enturbiada por el contexto político en este país. Lo que está aconteciendo en Venezuela dibuja un laberinto en el que no se advierte una salida.