Historia de Navidad

Una de las niñas tenía un agujero en el delantal, la otra, en los mitones. Suficiente para que Alma levantase una ceja. La encargada del elegante establecimiento de juguetes, que iba de negro con cuello almidonado de puntilla blanca, envió a una empleada, armada con un par de mazapanes, a apartarlas discretamente del frontal del escaparate, no fuesen a ahuyentar a los clientes. Por la tarde y por los dulces supo Sofía que sus hijas se paraban frente a la tienda después del colegio, embelesadas con sendas muñecas. «La rosa es la mía, mamá, viene con todos sus trajes de ese color, la azul es de mi hermana. ¡Qué pena dejarlas solas cada noche, en ese escaparate lleno de trenes de latón y soldados de plomo!». Jugaban mentalmente con ellas, las aderezaban, las despertaban para desayunar, les pusieron nombre. La costurera no podía evitar un dolor entre el despecho y la compasión, cierta rabia por la vida de los ricos. Alma torcía el gesto desde el mostrador ¿de verdad tenía que aguantarlas todas las tardes desluciendo el negocio? «Le pondría la pelliza para el frío», se ensimismaba la pequeña, deslumbrada por las luces de los cocheros que arreaban los caballos bordeando el Alster. «A mí me gustaría con el traje de noche», respondía su hermana, muy atenta al manguito de visón de una señora que salía del ayuntamiento y entraba a comprar un juego de peonzas. El lunes 22 sucedió el desastre. Las muñecas no estaban, un tambor ocupaba el espacio de una, un caballito el de la otra. En los ojos de la más chica aparecieron los brillos de las lágrimas, la mayor tuvo que consolarla: «Ni se te ocurra decir nada en casa, hay que ayudar a mamá». La noche del 24 se acercaron despacito por detrás del árbol, hermosamente decorado con nueces y mandarinas. Las muñecas las miraron, como asombradas, y ellas desbarataron las cajas y las abrazaron. La madre repasaba las largas noches cosiendo en diciembre para ganar el dinero extra. Mi abuela me contó que esta historia tuvo lugar en Hamburgo justo antes de la primera guerra mundial.