Opinión
El bikini de Chewbacca y la chimenea de Netflix
Me lo recuerda la factura de la luz, que sube para empezar el año un 27 por ciento. Todo el mundo le ha recordado al Gobierno, en particular al vicepresidente Iglesias, lo que decía
Pues sí, muy normalito empieza 2021. Tiene pinta de que va a ir todo como la seda y que no hay nada de qué preocuparse. Solo llevábamos seis días sin incidentes, seis, cuando unos tíos con armas entran al Congreso de los Estados Unidos disfrazados de tramperos de Conneticut. En España, todo bien, gracias: la semana que viene los pronósticos dan mínimas de hasta 11 grados bajo cero en Madrid. Primero, hoy y mañana, más nieve que en Finlandia, dicen. El caso es que se está mejor dentro de mi nevera que en la calle. Intento no perder la calma pero la causante del apocalipsis venidero tiene nombre de personaje de Ibáñez. Filomena. No me está pareciendo serio. Si el año pasado fue un thriller, ¿estaremos en el enero de una comedia de situación?
Menos mal que hay cosas que me recuerdan que las fuerzas de la gravedad mantienen la realidad muy insistentemente. Me lo recuerda la factura de la luz, que sube para empezar el año un 27 por ciento. Todo el mundo le ha recordado al Gobierno, en particular al vicepresidente Iglesias, lo que decía cuando no estaba en el poder. Él decía que sabía cómo. Decía que podía y que además tenía el coraje de regular el mercado eléctrico, de protegernos a todos. Incluso pintaba diagramas en una pizarra para demostrar que no eran solo palabras de mítin electoral sino que le asistía el materialismo científico, pero además uno de nueva escuela, el que tiene como principal arsenal ideológico la pizarra transparente y el rotulador cuqui. Pero aparte de eso, me temo que la nada más absoluta. Por eso, ayer, todos los políticos de la izquierda preferían hablar de Trump y de la ultraderecha en vez de mirarle a la cara a sus votantes. Me entra frío cuando pienso para qué sirve un político, mucho frío. Así que, para no ver ni oír, ayer me eché la siesta, pero no me libré de la pesadilla.
Se ve que en mi cabeza, ese tío con bikini de Chewbacca que asaltó del Congreso de Estados Unidos y las escenas de la nieve en Madrid se mezclaron en un sueño extraño. Me vi a mí mismo en el invierno de 2076. Estaba sentado junto a mi nieto y a Obi Wan Kenobi en holograma, los tres en torno a la chimenea de Netflix, que en el futuro sí que calienta pero no quema. Y yo le decía a mi nieto: «Niño, no te quejes tanto. Cómo se nota que tú no has vivido una pandemia». Pero dicho con el tono con que mi abuela me decía que yo no había vivido una guerra y que las nevadas de antes sí que eran nevadas. Y le contaba alguna batallita. Y entonces, miraba a la cara a mi nieto y sus antenitas y a Obi Wan y les decía: «Pero en 2021 sucedió una cosa todavía más increíble...» y en mi sueño se fue la luz por impago.
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