Opinión

Pequeños que se agrandan

Ni siquiera las catástrofes propiciadas por la naturaleza están exentas de convertirse en arma arrojadiza de la trifulca política. Se ha hablado mucho estos días sobre la oportunidad de algunas fotos de líderes políticos como el popular Pablo Casado pala en mano; también de una posible ocasión perdida por el presidente del Gobierno para aglutinar desde el principio en torno a su figura toda la reacción de las administraciones, e incluso del indicativo silencio de otros, ahora que la nieve enfría el debate sobre el modelo constitucional. Lo cierto es que la crisis del temporal «Filomena», como otros muchos desastres naturales ha puesto una vez más a prueba la capacidad de gestión de los recursos públicos por parte de los dirigentes políticos, pero también ha mostrado la importancia de este tipo de crisis a la hora de medir liderazgos en facetas nada menores que se encuentran en las antípodas de la propaganda, como son la previsión ante lo que se avecinaba, la capacidad de reacción y en una tercera fase, la reconstrucción. En el caso de lo ocurrido este pasado fin de semana especialmente en Madrid, una vez más ha sido el alcalde de la capital Martínez-Almeida –que ya apuntó maneras en los inicios de la pandemia– quien ha agrandado de forma considerable su figura política convirtiéndose en verdadero y auténtico referente institucional ante una ciudadanía que en estos casos, huérfana de soluciones inmediatas lo que más demanda es tener al menos la constancia de que sus representantes están desde el minuto uno al pie de cañón y con independencia de que esa actitud acabe reportando beneficios de imagen política.
El alcalde madrileño bien puede decirse que salvó la cara de su «gremio» dando explicaciones bufanda en ristre allá donde y como se requerían y marcando el camino de otros responsables que también dieron a continuación la cara desde el gobierno central con los ministros de Interior, Fomento y Defensa o desde el Ejecutivo autonómico con la presidenta Ayuso. Todo un caladero de popularidad en el que no todos los políticos reparan. El contraste entre la gestión de Busch y de Obama frente al huracán Katrina, la imagen del ex canciller alemán Schröder hasta la cintura de barro con las inundaciones de hace unos años entre un amplio elenco de ejemplos muestran la importancia de algo tan de cajón como el «pack» desastres naturales-liderazgo político. No todos lo tienen claro, Almeida sí.