Opinión

Montero, Churchill y el rojo de labios

“La belleza es tu deber”, lanzaba Vogue UK en 1941.

En plena Segunda Guerra Mundial se popularizó el claim “Beauty is your duty” porque consideraban que unos bonitos labios carmín mejoraban los comprometidos ánimos de la población y los solados.

Del mismo modo, Montero, promueve ahora en sus redes que el pintarse los labios de rojo empodera y se le han echado encima los talibanes de la seriedad, la gravedad y la coherencia.

Sobre todo, no caigamos en el prejuicio imperdonable de creer que sólo los progres se contradicen, la incoherencia es consustancial a los seres humanes; recuerdo hace unos años, cuando se comenzaba a hablar en alto del patriarcado en España, cuando el feminismo se convirtió en una moda, en un fenómeno mainstream, justo antes de que Bershka comenzara a vender camisetas de #wecandoit y #metoo... Entonces, el maquillaje era malo, y las feministas de fibra, y de raza y las actrices comprometidas con sus causitas, se sacaban fotos con la cara lavada; ideales, pero sin pintalabios…

Recuerdo pensar: ¡Muy bien amigas! pero yo me voy a seguir comprando antiojeras y pintando los labios del mismo modo que cepillo los caireles de mis perros y por lo mismo que no me bebo el té en un recipiente cualquiera sino en una taza que dé gusto tener enfrente. Porque esto no es machismo, igual que no es marxismo, ni paracaidismo, ni alpinismo, ni patriarcado.

La búsqueda, la persecución de la Belleza ha existido siempre en mayor o menor grado y dependiendo del sujeto.

La Belleza no es patriarcado, como no lo es la decoración; las Artes decorativas no son patriarcado; Pablo Ruiz Picasso no es patriarcado. En los últimos años es que oímos patriarcado y no sabemos dónde. Y en esto, nuestra Ministra Jolines AKA Irene Montero se lleva la corona de Burger King.

Es divertido, para el gobierno la tercera Ola del Covid va de maquillaje y yo les alabo el gusto, igual que haría Winston Churchill; como saben, Pedro Sánchez ha convocado un concurso para que se una al equipo de coalición una maquilladora-peluquera que preste sus servicios al presidente y sus acólitos predilectos por unos 20.000 euros. No puedo contener la risa al imaginar al estilista (hombre, mujer o lo que le parezca) echándole las manos encima a la mata salvaje de Pablo Iglesias ¡Todo un privilegio para un experto en asuntos capilares!

20.000 mil euros en laca y mascarilla mientras España se cae a pedazos, que vendrán seguidos de otros 20.000 destinados a masajes Ko Bi Do, baños “Evian” y faciales de placenta de oveja. ¿Y saben lo mejor? Nos parecerá poco después de los 450 millones que han dedicado este año a nuestra Ministra de Igualdad. Que lo vale, ¿eh? Bien ganado tiene su sueldo, esta semana, sin ir más lejos, ha desafiado al patriarcado y al stablishment, arriesgando su integridad, como siempre y ha publicado en su cuenta de Twitter una abracadabrante imagen con los labios pintados de rojo para apoyar a una política portuguesa.

La idea de Montero no era otra que la de mostrar su apoyo a la candidata Marisa Matías, eurodiputada del Bloco de Esquerda, después de que André Ventura, candidato de Chega! en Portugal la atacase, según dicen_ lo he buscado sin éxito_ por llevar los labios pintados.

Cabe destacar que el supuesto ataque me parece absolutamente ridículo desde ambas perspectivas, la del (despiadado y sanguinario) atacante y la de la (ultrajadísima) víctima (que no podrá sacudirse semejante trauma ni en 25 años de terapia y psicofármacos).

Montero, incansable con la causa del abuso sobre las mujeres, muy en su papel, se ha arrojado a apoyar a la eurodiputada lo que, en la situación espeluznante que atraviesa España le ha traído miles de críticas en redes sociales.

Parece que Ventura comentó en un acto de campaña que su rival, Marisa Matías, parecía “una muñeca” por llevar los labios pintados de rojo, un comentario majadero que a mí, como mujer, jamás me ofendería (ya que hablaría de su falta de decoro, no del mío) pero que la susceptibilidad infinita en que vivimos ha calificado de machista y misógino para después levantar la ira en toda Europa, algo que se refleja en las miles de publicaciones entre las que se encuentran políticos, artistas y periodistas…

«Te maquillas como una muñeca, hablas como una niña, eres una histérica, estás ahí por acostarte con tu novio. Al final lo que incomoda es que las mujeres ocupemos el espacio público sin pedir permiso. Adelante, Marisa Matías. Que viva la lucha de las mujeres #VermelhoEmBelem.»

Con este texto elaboradísimo, que constituye una nueva prueba que hace innegable el talento de la joven política para la filosofía y la oratoria se ha sumado desde sus redes la ministra de Igualdad al movimiento, ya viral, que defiende que hombres y mujeres se pinten los labios de rojo bajo el hashtag #VermelhoEmBelem (#RojoEnBelen, por la residencia del presidente de la República Portuguesa).

Pero volvamos a otro gran orador y adorador de rouge de labios, Churchill: el primer ministro inglés estaría muy de acuerdo con la ministra de Galapagar; en sus tiempos de guerra lo llamaron el “efecto lápiz labial” porque su uso “elevaba la moral de la población”. Churchill no solo no racionó los labiales en la II Guerra Mundial, sino que pidió a las mujeres que se lo pusieran con fines propagandísticos. Dicen que el odio de Hitler por cualquier tipo de maquillaje tuvo algo que ver.