Pablo Iglesias
Madrid le viene grande a Iglesias
Iglesias entiende la política como Stalin, a base de purgas. Su democracia es la de Maduro, sólo en apariencia. Su estrategia no es otra que la del Foro de Sao Paulo: reventar la calle, rodear el Congreso...
No, pero a ver, ¿qué pensaba Iglesias que iba a hacer Errejón ?. ¿Echarse en sus brazos para morir asfixiado?. Íñigo puede ser ingenuo, pero no tonto. A Errejón ya lo echó Iglesias de Podemos como hizo con otra decena de dirigentes, entre ellos Carolina Bescansa, Ramón Espinar, Jordi Domenech, Teresa Rodríguez, Rita Maestre y Tania Sánchez. Iglesias entiende la política como Stalin, a base de purgas. Su democracia es la de Maduro, sólo en apariencia. Su estrategia no es otra que la del Foro de Sao Paulo: reventar la calle, rodear el Congreso, adoctrinar en educación, asaltar el poder desde las instituciones para ocuparlo y no soltarlo. Salvo que estratégicamente interese, como ha ocurrido ahora.
Madrid es mucho Madrid y el podemismo no podía morir en la capital como antes en Galicia y el País Vasco. Isa Serra no pasaba del 4 por 100 en intención de voto y eso significaba quedar fuera de las instituciones, como partido extraparlamentario. Luego había que salvar Madrid, y tras el rechazo de Mayoral y Montero a encabezar la lista, no tuvo más opción el “macho-alfa” que decir “aquí estoy yo”, Iglesias in-person para disputarle a Ayuso la CAM, para pasar por encima de Gabilondo y engullir a Errejón. Sólo que Iñigo ha dicho “no- Pablo”: nuestros proyectos son distintos. La izquierda de MasMadrid es democrática, de corte euro-ecologista, posibilista, socialdemócrata, mientras Podemos es algo tan rancio como el comunismo de las trincheras y las checas del Frente Popular, matón, bravucón, especializado en pintadas y algaradas, ideología extrema aliada del integrismo islamo-machista de los allatolas del Irán.
No, Iglesias no sabe gobernar. Lo suyo es la soflama y el insulto, llamar “criminal” a la derecha por el hecho de serlo, señalar a la Prensa que discrepa de sus ideas, laminar a la disidencia interna que opina diferente. Porque, a ver: ¿qué ha hecho el vicepresidente durante su efímero paso por el Consejo de Ministros?. Literalmente nada. Hablar mal del Rey, denigrar a la Corona, atacar a otros ministros, cuestionar la calidad de nuestra democracia, dejarnos en mal lugar en el exterior, aliarse con los herederos de ETA, defender a los separatas que tienen como objetivo la destrucción de España.
Iglesias podía haber hecho algo útil durante la pandemia, pero su problema es que no sabe. Todo lo que no sea insultar y conspirar le viene grande. Como su vicepresidencia estéril. Como la Comunidad de Madrid.
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