Política

Mesa identitaria o mesa posibilista

El salto en el aire tras los indultos tiene dos trapecistas, ya saben, los que en breve abrirán la función viéndose en la Moncloa

La concesión de los indultos por parte del gobierno ha sido la antesala, o si prefieren una primera página con titular a cinco columnas de lo que va a suponer una verdadera y auténtica “yincana” de contactos, con la tan traída y llevada mesa de diálogo como referencia y en la que, tanto el éxito como el riesgo de descarrile tendrán la misma intensidad tanto para el gobierno de Sánchez como para la Esquerra Republicana de Junqueras/Aragonés. Que la hora del posibilismo se acerca es algo tan evidente como que sobre la citada mesa no solo se pondrán reivindicaciones de carácter identitario, sino una más que nutrida agenda socioeconómica a la que no va a renunciar la Cataluña post Covid y conscientes más que nunca en “ERC” de que el resultado de la negociación no va a medir ni a JxCat ni al morador de Waterloo, sino al gobierno de Pere Aragonés necesitado como el de Sánchez de un horizonte a dos años vista.

Habrá por lo tanto una doble línea argumental, por un lado tratando de avanzar en esas cosas que sí pueden estar -no a coste demoscópico cero- en las manos de Pedro Sánchez y que dejan a un lado las banderas para centrarse en la “Barcelona es bona si la bossa sona” o lo que es igual, profundizando en la armonización fiscal dentro de lo que se pretende sea un nuevo modelo de financiación -recuérdese que Pujol ya rechazó en su momento lo más parecido a un concierto similar al vasco- también impulsando algo tan vital como el corredor del Mediterráneo o directamente tramitando un viejo anhelo del nacionalismo moderado de antaño a efectos de traspasar la gestión del puerto de Barcelona, del consorcio de la zona franca y del propio aeropuerto de el Prat. La otra dirección argumental tendrá que mirar inevitablemente a lo que deberá ser una constante batería de justificaciones para Esquerra Republicana de cara a la feligresía independentista y aquí tanto la cámara alta como la baja habrían de jugar su papel, si lo que realmente se desea es despejar del panorama al “aliento” procedente de Waterloo. Tampoco deben desdeñarse en una formación con el “curriculum” de ERC las tensiones en las propias costuras internas entre asamblearios y posibilistas. El salto en el aire tras los indultos tiene dos trapecistas, ya saben, los que en breve abrirán la función viéndose en la Moncloa.