Opinión
El PP y la ingeniería social del PSOE
El proyecto ideológico que esperaban sus votantes dio paso a la tecnocracia más fría e impersonal
La izquierda política y mediática puede estar tranquila, porque los cambios profundos de ingeniería social del PSOE no serán modificados cuando llegue el PP al gobierno. Es una constante como consecuencia de los complejos de unos dirigentes a los que les gusta escuchar, cuando alcanzan el poder, que no parecen de derechas. No hay más que retrotraerse a 1996 y 2011. Al pujolismo le fue muy bien cuando estaba Aznar y se realizaron importantes cesiones competenciales, algunas simbólicamente importantes. La izquierda intelectual recibió numerosas prebendas y se hizo tabla rasa, por supuesto, con la corrupción que se sufrió en los estertores del felipismo. Los responsables formales de los GAL fueron convenientemente indultados. A nadie se le ocurrió levantar las alfombras y el aznarismo pensó, ingenuamente, que había comprado la legitimidad y la paz política, pero se equivocó. La izquierda fue inmisericorde cuando tuvo la oportunidad de vengarse. Los ataques y manipulaciones sufridos a partir del 2000, así como la pérdida del poder en 2004 tendrían que haber servido para que el PP y sus dirigentes reflexionaran. No fue así.
Desde ese año hasta la derrota del 2011, el gobierno socialista derogó la ley de Educación y no pactó la nueva con el PP, impulsó la ingeniería social a tope, aprobó la ley de la Memoria Histórica y un estatuto de autonomía de Cataluña aislando al principal partido de la oposición. Estos son algunos de los ejemplos de cómo el PSOE sabe ejercer el poder sin contemplaciones. Tras esta experiencia y haber sufrido campañas sistemáticas en contra, cabía esperar que los populares aprendieran, pero no fue así. No hizo nada. El proyecto ideológico que esperaban sus votantes dio paso a la tecnocracia más fría e impersonal. La cobardía llegó al extremo de que ni siquiera se atrevieron a modificar la controvertida ley de la Memoria Histórica y solo tuvieron el gesto «heroico» de no dotarla presupuestariamente. No cabe esperar que cambien esta pauta cuando recuperen el poder. Por tanto, la izquierda puede descansar tranquila. Es verdad que Ayuso ha reconciliado el partido con sus votantes marcando cuál debería ser el camino para recuperar La Moncloa. El votante de centro derecha quiere ideología y me temó que se volverá a sentir defraudado. Me gustaría equivocarme.
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