Tomás Gómez
ERC, sustancia adictiva
Sánchez podría haber elegido otro tablero, pero no lo hizo y este es el que va a explicar los próximos dos años políticos en España
Hace tiempo que Pedro Sánchez tomó la decisión de gobernar con Podemos, nacionalistas e independentistas, consolidando un bloque político llamado a enfrentarse al de derechas integrado por PP, Vox y lo que queda de Ciudadanos.
Podría haber elegido otro tablero, pero no lo hizo y este es el que va a explicar los próximos dos años políticos en España. Sánchez necesita rellenar el escaparate de abalorios con el que presentarse ante los electores en un par de años porque, en el ecuador de la legislatura, a pesar de tener una oposición floja, no solo no despega sino que da muestras de fatiga.
El gobierno lo ha fiado todo a la recuperación económica y, para eso, necesita que esté tranquila Cataluña. Ninguna de las dos cosas es fácil, la situación económica de España es frágil y un chorreo de millones europeos puede tapar de momento algunos agujeros, pero las consecuencias a medio plazo pueden ser graves si no se aprovechan plenamente los efectos de la inyección económica.
Del otro asunto, la pacificación de la cuestión catalana, depende la supervivencia política del líder socialista, porque necesita sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado si quiere terminar la legislatura, pero eso depende de Aragonés y de Junqueras.
Aragonés tampoco lo tiene fácil. Su problema es la consolidación como gobernante, que solo puede lograr demostrando su capacidad para llegar a acuerdos. Otra cosa es la tensión con JxCat, que ejerce como fuerza centrifugadora y de enfrentamiento al Estado manteniendo un pulso permanente para fidelizar a los votantes separatistas más movilizados.
En definitiva, Sánchez debe resolver su gobernabilidad con ERC y Aragonés necesita perfil de gobernante y aprobar los Presupuestos de Cataluña dando un toque serio a la CUP, sacando sus cuentas con el voto del PSC pero, como todo, eso tiene un precio.
Sin embargo, pensar que la cosa va sólo de dinero y de indultos sería un error mayúsculo. La siguiente píldora que querrá administrar Sánchez a los españoles es la consulta en Cataluña.
En los próximos meses veremos en qué consiste exactamente, porque para ERC es algo innegociable, por lo que podemos esperarnos lo peor ya que las necesidades personales de Sánchez siempre están por encima de todo lo demás.
Las demás contingencias, parece que las tiene controladas. Yolanda Díaz ha bajado el nivel y tiene más vocación de pertenecer al PSOE que a Podemos y Pablo Casado sigue dejando sensación de indiferencia entre sus propios electores.
Lo que buscaba el líder socialista era una mayoría que se fraguase y consolidase al calor del rechazo al bloque de derechas, pero no calculó bien que quienes formaban parte del conglomerado estaban a otra cosa.
Está en manos de ERC y eso es como convertirse en una especie muy particular de adicto a un producto tóxico pero que como todas las sustancias que generan adicción tiene tres consecuencias: es difícil dejar de seguir administrándosela, cada vez se quiere más y los efectos de deterioro en la salud se hacen evidentes en poco tiempo.
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