Política

Miedo y asco

Es lo que muchos buscaban. El poema putrefacto, sinfónico, sostenido y coral de un país balcanizado hasta el chasis

Lo de Vox con El Jueves no tiene un pase. Tampoco lo tiene a menudo el Jueves, claro. Digamos que del Jueves a Charlie Hebdo tercia la distancia que fue de Jordi Évole delante de Maduro a Jorge Ramos delante de Maduro. Pero la vaina no va de talento, deontología, honestidad intelectual, compromiso republicano o coraje cívico. Sencillamente unos tienen derecho a decir lo suyo siempre que no señalen periodistas. ¿Asqueado? Fijo. ¿Sorprendido? Bueno... sintonicen TV3 o la ETB. Escuchen a los de ERC, Podemos o HB. Incluso a unos cuantos en el PSOE. Intenten explicarle a un pobre recién llegado la degradación de nuestra vapuleada arena pública, arrasada por tipos embobados con la violencia y convencidos de que al otro lado sólo reinan detritus. Recuerden los actos electorales de Vox boicoteados, las agresiones sufridas por sus militantes, los ladrillazos y la lejía para fregar el suelo, los locales de Ciudadanos condecorados de heces y los cargos de Ciudadanos untados de orines. Sumen los insultos dedicados a los políticos y votantes del PP. O el puñetazo a Rajoy. Los mismos que ahora ponen caritas acostumbran a celebrar que nadie vote a la derecha en el País Vasco. Sin reparar (peor, ¡reparando!) en que los tiros en la nuca, los cochecitos bomba, la persecución de los disidentes, las pintadas callejeras, los homenajes a psicópatas, el discurso del rencor, las dianas y el espionaje, la limpieza étnica, la baba tóxica y el monocultivo de votos etnonacionalistas, no digamos ya la execrable condición moral de cientos de miles, decididos a no meterse en política mientras mataban a sus vecinos, explican unas cuantas cosas. A lo peor lo de ahora es lo que muchos buscaban. El poema putrefacto, sinfónico, sostenido y coral de un país balcanizado hasta el chasis. Enhorabuena a los del miedo, que iba a cambiar de bando, a los de bienvenidos los escraches, a los teóricos de la casta, a los que aborrecen de la nación común y orgasman delante de los trapos locales, porque nos acercamos al día en que todo sea miedo y asco, y no precisamente en Las Vegas.