Opinión

A ver y haber

Cuando creías que habías visto el máximo de estupideces y sandeces del Gobierno más caro de nuestra historia y más nutrido de asesores y altos cargos, ves el desarrollo curricular que quieren imponer a nuestros niños y te das cuenta de que la frase de Bachelet «cada día puede ser peor» en desastres naturales, es nuestra regla de vida, pero en desastres gubernamentales.

Si ya nos habíamos quedado ojipláticos con que Castells dijera que es elitista suspender a un alumno porque es una forma de machacar a los de abajo favoreciendo a los de arriba y va en contra de la autoestima del estudiante, ahora te quedas ojiplática tres veces cuando en los decretos de desarrollo del nuevo currículo de primaria se rebajan los conocimientos y se priman la perspectiva de género y los comportamientos proactivos sexuales. Los docentes se quejan de la desaparición de la regla de tres, los números romanos, el dictado, la conjugación de verbos… Vamos, que nuestros niños no sabrán conjugar el verbo haber, ni sabrán distinguir el «a ver» y el «haber», pero si sabrán cómo darse placer y en lugar de pedir un filete para comer, te pidan una fi leta y un vaso de «vagina caa» (cola cao) con lecha.

Es lamentable que un Gobierno no persiga la excelencia, la calidad y la capacidad. Y es repugnante que, tras una fachada de buenísimo, este Gobierno diverso no profundice en las causas del abandono escolar, los malas notas que cosecha España en el informe PISA y el desempleo juvenil, para inculcarnos un adoctrinamiento que provoca desigualdad y pobreza. Decía Kennedy que la libertad sin educación es siempre un peligro y la educación sin libertad es vana. Esperemos que las comunidades autónomas, dentro de sus competencias, combatan esta barbarie y no estemos a las puertas de otra generación perdida.