Política
El ex de Pedro y sus «deudas»
El cerebro estratégico del PSOE intenta calmar las inseguridades propias
Viene un mes de septiembre «calentito» para la política. Agosto siempre nos brinda la oportunidad de testar por nosotros mismos hasta qué punto la corrala política se mueve en sus discusiones y confrontaciones en las antípodas de los problemas que nos afectan de verdad en el día a día. Pero llega septiembre y todo vuelve a la normalidad porque lo que menos les importa es si nos hemos dado cuenta del nivel de «fake» del debate público al que nos someten, y lo que más interesa seguirá siendo el cálculo milimétrico del porcentaje de voto que puede mover cada uno de los mensajes «cocinados» al dictado del marketing electoral.
En la órbita socialista preocupa la imagen de no gobierno que sigue dando el nuevo Gobierno con el que Pedro Sánchez intenta alejar los malos augurios de las encuestas. Debe estar todo inventado porque además del recurso de echar a todos los que te rodean para salvarte tú, en el laboratorio ideológico del PSOE también han dejado ya ver que la tirita para la herida será abundar más en la confrontación ideológica que tan alejada está, aunque a derecha y a izquierda no se den cuenta, de lo que se mueve en la calle. Valga como ejemplo que de nuevo se agita la educación, con la bandera de salvar lo público, cuando a izquierda y a derecha el que tiene medios, a poco que pueda, lleva a sus hijos a la privada, y que no nos mientan. Y habrá más señuelos en el camino para acompañar a una recuperación económica que difícilmente disfrazará que los de abajo siguen sin un escudo social, y que la clase media avanza hacia un cada vez mayor empobrecimiento, que empieza a parecer irreversible con independencia de quien se siente en La Moncloa.
Y en éstas, el principal problema de Sánchez seguirá siendo el mismo cuando llegue septiembre, y no es cómo comprar el silencio de los que ha dejado caer para salvarse él, porque la «omertá» también funciona en la política, a derecha y a izquierda, sino liberarse de la distancia que le separa de su votante y, en general, de la ciudadanía.
El cerebro estratégico del PSOE intenta calmar las inseguridades propias con el argumento de que la derecha hace mal en confiarse y en vender la victoria antes de tenerla en la mano. Y puede que tengan razón. Pero probablemente también la tiene el ex del Consejo de Ministros que va diciendo que «hasta Pedro tendrá que pagar las deudas que tiene».
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