Carles Puigdemont

«Se non è vero, è ben trovato»

Todo el ridículo y bochornoso espectáculo que viene protagonizando el prófugo de la Justicia Puigdemont desde que –incomprensiblemente– pudiera huir de ella escondido en el maletero de un coche hace ya casi cuatro años, vuelve a la actualidad desde el l’Alguer sardo-catalán. «Se non è vero, è ben trovato», y nunca mejor dicho en italiano para entender este nuevo episodio valleinclanesco que devuelve a las portadas de los medios españoles a quien había quedado excluido de la vergonzante mesa de claudicación de Sánchez y Aragonès, teatrillo para asentar el pacto del PSOE sanchista con ERC, por el que Sánchez llegó hace tres años y se mantiene desde entonces en La Moncloa.

La clave para entender lo que sucede es esta: ¿Cómo vamos a pedirle a la UE que actúe respetando a nuestra Justicia, si el presidente del Gobierno español acaba de indultar a sus colegas del golpe anticonstitucional, y es su rehén político?

Para ser respetados, primero tenemos que respetarnos a nosotros mismos, y es evidente que este Gobierno es un oxímoron del autorespeto debido. Cuando la Historia –no la de la pareja de la hagiografía del régimen sanchista– narre lo que estamos viendo y viviendo ante nuestros ojos, no será fácil entender cómo pudo suceder que avanzado el siglo XXI, los que «gobiernen» España sean los comunistas, los separatistas catalanes y los apologistas organizadores de homenajes públicos a terroristas.

Es de esperar que, para entonces, el PSOE que permitió todo esto sea un simple borrón de nuestra Historia.