Opinión

Unos presupuestos para ganar elecciones

Es el sueño de cualquier político, ya que podrán gastar como si no hubiera un mañana

Hay que partir de la base de que Sánchez conseguirá que se aprueben los Presupuestos para el próximo año. Más allá de los fuegos de artificio y el teatro negociador, algo que sirve para llenar noticias y hacer propaganda, la realidad es que La Moncloa y el equipo económico saben muy bien los márgenes en los que se mueven. A diferencia de otras ocasiones, no hay que preocuparse por el control de la Unión Europea. Es el sueño de cualquier político, ya que podrán gastar como si no hubiera un mañana. El texto aprobado por el consejo de ministro establece un gasto récord con un techo de 196.142 millones, que es una cifra que produce un cierto vértigo aunque su propia dimensión hace que no genere ninguna inquietud salvo a los expertos. El resto de los españoles pensará que es bueno que se inunde con dinero a una economía que necesita «gasolina» para impulsar la recuperación y el crecimiento. No hay nada mejor para la peculiar concepción de la izquierda que poner en marcha este proceso que se sustenta en el gastemos hoy y dejemos que el tiempo resuelva nuestros problemas.

La cuestión fundamental con el gasto siempre es establecer de dónde vienen los ingresos. La fórmula de un fuerte endeudamiento como instrumento de la política gubernamental de recuperación es algo que resulta tan útil a corto plazo como inquietante a largo, porque nuestra economía sigue teniendo déficits estructurales que no se han resuelto. Estamos hablando de unas cifras espectaculares que en algún momento se tendrán que afrontar. Es verdad que es una medida inteligente en el terreno político, por tanto electoral, porque un fuerte crecimiento mejora la situación de la sociedad en su conjunto y garantiza una victoria en las urnas haciendo olvidar la pandemia, la debilidad frente al independentismo, los socios de Sánchez, la subida de la factura de la luz y tantos otros asuntos que desgastan al gobierno socialista-comunista. Esta estrategia no sería aceptada en el sector privado, porque no se respeta ningún criterio de mínima prudencia. Una empresa que acudiera al mercado para financiarse con esta falta de rigor no encontraría ninguna entidad que se jugara su dinero. El pertenecer a la UE es una enorme ventaja y el BCE nos seguirá ayudando, por lo menos, de momento.