Inflación
¡Ojo!, los precios industriales se disparan un ¡18%!
Solo es cuestión de tiempo que el IPRI repercuta, al menos en parte, en la inflación
Yolanda Díaz «Perón» –su imagen recuerda a la de Evita– juega sus bazas y apura su órdago con la reforma laboral que tan nerviosos pone a Pedro Sánchez y a Nadia Calviño. Están en juego los fondos europeos Next Generation, sin los que todavía sería más difícil que le cuadren las cuentas a María Jesús Montero, la titular de Hacienda. Son las mismas que pone en tela de juicio el Gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cós. Paolo Gentilone, comisario de Economía de la Unión Europea, estuvo ayer en Madrid y recordó los compromisos españoles para la reforma laboral y la de las pensiones. La «vice» Díaz, versión digital, siglo XXI, de la primera mujer de Juan Domingo Perón, cultiva su clientela de «descamisados» digitales. Son, entre otros, esos menores de 45 años, que Iván Redondo cree que pueden decantarse por ella en las urnas, en detrimento del PSOE. La heredera de Iglesias sabe que Unidas Podemos tiene más pasado que futuro. Por eso intenta impulsar una especie de Izquierda Unido 2.0, que agrupe a todo lo que hay a la izquierda del PSOE. Juega la baza de la contrareforma laboral como mantra, aunque la fórmula que defiende es más propia de los años 80 del siglo pasado, y muy parecida a la que aplaudiría su padre, Suso Díaz, fundador de CC.OO. y amigo de Santiago Carrillo, al que la ministra conoció cuando era una niña y visitaba su casa. Sin embargo, los empleos de hoy –sobre todo los digitales presentes y futuros– poco tienen que ver con los de las fábricas del último tercio del siglo XX. Volver a los modelos laborales de entonces, más cercanos incluso a los de la época de Eva Perón, solo sería un error que conduciría al desastre.
Los arboles de la pugna Díaz–Calviño y la bronca interna en el la coalición del Gobierno, impiden ver el bosque industrial completo, en que hay novedades, en las que la ministra de Trabajo no ha reparado y quizá tampoco Sánchez. El dato es escalofriante. La tasa anual del Índice de Precios Industriales (IPRI) de agosto alcanzó el ¡18%!, la más alta desde mayo de 1980, cuando la inflación general superaba el 15%. Díaz, abogada laboralista, tal vez no perciba la trascendencia de esa escalada de precios, pero Nadia Calviño sí, y el presidente, puede mirar hacia otro lado, pero no ignorar el asunto. Solo es cuestión de tiempo que el IPRI repercuta, al menos en parte, en la inflación y sí, a pesar de los optimistas, ya tenemos un problema con los precios. Los descamisados digitales de Yolanda Díaz «Perón» quizá no lo sepan, pero la inflación siempre es sinónimo de pobreza y desigualdad y ¡ojo!, un 18% de subida del IPRI enciende todas las alarmas.
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