Pandemia

El derecho de los vacunados

Existe el derecho a no vacunarse, igual que existe el derecho a fumar. Pero no hay derechos ilimitados

La evolución de la pandemia nos ha llevado estos días a ver cómo Austria vuelve a confinar a sus ciudadanos y otros países de la Unión Europea imponen restricciones. Algunos, con especial intensidad a aquellas personas que han optado por no vacunarse.

En España vamos a peor, como en todo el continente, pero estamos en una situación menos grave, por el momento. Aun así, hay un temor fundado a que el aumento de contagios se descontrole como en determinados países de nuestro entorno, y se reabre el debate sobre qué hacer. Sería dramático que a medio plazo tuviéramos que recurrir, como en Austria, a un nuevo confinamiento. Difícilmente el país lo podría resistir. Pero existe un consenso general en la comunidad científica de que la mejor herramienta frente al virus es la vacuna, y habría que convenir que las primeras medidas de restricción deberían recaer sobre quienes no se vacunan por decisión propia.

Existe el derecho a no vacunarse, igual que existe el derecho a fumar. Pero no hay derechos ilimitados. De manera que, igual que nadie puede fumar en un restaurante o en un avión para no poner en riesgo la salud de los demás, sería razonable impedir por ley que una persona no vacunada entre en determinados recintos en los que podría contagiar a otros. La libertad individual no atribuye a ningún ciudadano el derecho a no ponerse el cinturón de seguridad en el coche, aunque se pueda pensar que esa persona sería la única perjudicada en caso de accidente.

Llevamos veinte meses de pesadilla. Ha sido durísimo sufrir un largo confinamiento y las restricciones durante tanto tiempo. Ha sido terrible ver el sufrimiento de cientos de miles de personas en los hospitales y la muerte de decenas de miles de compatriotas. Millones de españoles han padecido y padecen las consecuencias económicas de la calamidad sanitaria. Todo esto seguirá ocurriendo si no nos protegemos adecuadamente los unos a los otros. Imponer el pasaporte covid para acceder a algunos lugares es la medida más suave y menos agresiva que se puede adoptar frente a los no vacunados. Porque los vacunados también tienen derechos.