Yolanda Díaz

Díaz y Rufián felicitan la Navidad a Sánchez

Díaz ya es un auténtico dolor de cabeza para Sánchez, porque aspira a quitarle la merienda, es decir, ese voto joven de izquierda que cada vez conecta menos con los socialistas

Yolanda Díaz y Gabriel Rufián, que actúa por delegación de Junqueras, van a ser los dos grandes problemas de Pedro Sánchez el resto de la legislatura, llegue o no hasta finales de 2023 como pretende el presidente. La «vice» Díaz está en campaña y continuará así hasta las próximas elecciones. Comunista confesa, pero más hábil y práctica que sus referentes históricos, está convencida de sus posibilidades, algo en lo que también cree Iván Redondo, que ahora pone de los nervios a casi todos en la Moncloa con sus análisis y conjeturas. Yolanda Díaz la estilosa Evita Perón gallega y siglo XXI –ahí está su último posado glamouroso–, se apunta los tantos de la mejoría del empleo, mientras deja que el Gobierno y la otra «vice», Nadia Calviño tengan que bregar con la avalancha de datos que constatan que la economía española «no tira» como debería, justo cuando la siempre enferma Italia, de la mano de Mario Draghi, va a crecer dos puntos de PIB más que España. Dura como el pedernal, pero envuelta en un diseño de imagen y amabilidad que oculta sus verdaderas intenciones, Díaz ya es un auténtico dolor de cabeza para Sánchez, porque aspira a quitarle la merienda, es decir, ese voto joven de izquierda que cada vez conecta menos con los socialistas.

Los «indepes» de ERC, que han amagado con romper la baraja, permitirán la aprobación de los Presupuestos en el último minuto. No tienen otra opción, pero se van a dejar muchos pelos en la gatera. Su clientela empieza a tener la sensación de que, aunque al final se salgan con la suya, el inquilino de la Moncloa les torea, una sensación que también alimentan sus rivales de Junts, inmersos todos en una guerra civil en el seno del Govern catalán que preside Aragonés, que cada vez tiene una relación menos fluida con Oriol Junqueras. Rufián habla por boca de Junqueras y sus advertencia de «tocarle las narices a ERC» no es una brabuconada. Los «indepes» de ERC, una vez aprobados los Presupuestos, no derribarán al Gobierno ahora pero le harán sudar sangre a Sánchez todos los días para reivindicarse ante su militancia. Las dificultades se acumulan ante el inquilino de la Moncloa, que ya no puede confiar en la economía, pero que cree, como Andreotti y Solchaga que el Gobierno desgasta pero es peor estar en la oposición. Por si acaso, su vice Díaz y Rufián –con sus actitudes– acaban de enviarle una felicitación de Navidad que también augura un Año Nuevo tenso y difícil, mientras en el PSOE comentan: «¡Moncloa, tenemos un problema!»

–«¡O dos!», se escucha al fondo.